En ese marco, reconocieron que desde la empresa explicaron que “no estaban recibiendo en tiempo y forma el pago de los subsidios de Nación” y que ante esa situación, como trabajadores, “hemos colaborado desde entonces para mantener el servicio y la fuente laboral pero llegamos a una situación francamente límite y es imposible seguir así”.
Monzón reconoció que “hemos sido escuchados, comprendidos y ayudados, dentro de sus posibilidades, por los históricos dueños de la empresa”, pero señaló que “el problema es que se trata de una sociedad donde el accionista mayoritario de la empresa no toma medida alguna para revertir la situación”.
Pero más allá de todo eso, “para serle totalmente honesto, no nos interesa de quien es la responsabilidad de pagar los sueldos que nos adeudan. Simplemente queremos y necesitamos cobrar lo que nos deben”, concluyó.
Pero, por otro lado, un grupo conformado por choferes de la firma, también se concentró en los alrededores de los galpones de la firma (San Luis y Lieberman) y se comunicaron con esta redacción, afirmando que “queremos trabajar, pero la empresa decidió que los colectivos nos vuelven a la calle”. Argumentando que prefería no ser identificados “porque después no nos van a querer en ninguna empresa”. También solicitaron la intervención de algún resorte del Estado, “porque no sabemos que va a pasar acá y nadie nos dice nada”.