Sin embargo, de acuerdo a cifras proporcionadas por esta organización multinacional, 2.200 millones de personas viven sin acceso al agua potable, y esto está muy alejado de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, especialmente el Nº 6 que propone agua y saneamiento para todos antes de 2030, propuestos también por la ONU, en 2015, y al que adhirieron unos 200 países, incluida la Argentina.
Mientras tanto, en lo que respecta estrictamente a nuestro país, “el último año, el Ministerio de Obras Públicas reactivó más de 1.000 obras que actualmente están en ejecución en las 24 jurisdicciones”, remarcó Enrique Cresto, administrador del Ente Nacional de Obras Públicas de Saneamiento (ENOHSA).
Las obras son parte de una agenda oficial destinada a mejorar la calidad y el saneamiento del agua y lograr revertir las condiciones en las que se encuentra gran parte de la población de nuestro país.
En este sentido, un informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) muestra el mapa del agua de nuestro país que expone también una triste realidad: en el comienzo del siglo XXI, con todo su desarrollo tecnológico, el 33,5% de la población vive en zonas sin acceso a agua potable ni red cloacal. Por su parte, la Plataforma del Agua, herramienta virtual que ofrece contenidos producto de una investigación abierta y colaborativa –desarrollada por un equipo de diversas universidades, organismos estatales, ONGs y empresas– destaca otros datos: 300 mil hogares no tienen baño, ni letrina, ni pozo.
En un informe del mes de abril de 2020, el INDEC pone la lupa en lo crítico de la actualidad argentina, que involucra al 12.9% de los hogares, donde habita el 15.3% de las personas del territorio argentino. En total, son 1.800.000 hogares urbanos donde viven más de 6 millones de personas. De estos hogares, más de 320 mil viven en un “hacinamiento crítico”, es decir, en los que habitan más de tres personas por cuarto.
Estos mismos hogares entran en la clasificación de “saneamiento inadecuado” porque no poseen baño, lo tienen fuera del terreno o lo comparten con otros; también se incluye a aquellos que tienen un desagüe del baño no conectado a la cloaca o a cámara séptica y a los que no tienen descarga de agua.
Por otro lado, en casi 800 mil hogares viven 3 millones de personas que no poseen baños con descarga de agua, que entran en la categoría “saneamiento inadecuado”.
Cresto explica que el presupuesto destinado a obras hídricas y saneamiento ha aumentado del 5%, en 2019, al 25%, en 2020, como medida estratégica en el medio de esta pandemia en la que el agua es un elemento esencial para mantener la higiene, uno de los escudos contra el coronavirus.
Ley Federal
En ese marco, Cresto apuntó que “desde el ENOHSA propusimos la creación de una Ley Federal del Agua, mediante la que se fijarían parámetros para la toma de decisiones presupuestarias respecto de las obras de agua y saneamiento en nuestro país, fijando un piso del 25% hasta cumplir los objetivos de la OMS”, entidad que considera el acceso al agua segura como un derecho humano y lo es también su calidad y disponibilidad. Según la propia ONU, 1 de cada 10 personas (de los 785 millones del planeta) carece de servicios básicos, incluidos los 144 millones que beben agua sin ningún tipo de tratamiento que la convierta en potable y saludable.