Actualmente continúa la venta de entradas en el local comercial Bonato & Bonato de Concordia y a través de la página web www.entraya.com.ar.
La entrevista
- ¿Cómo ves la escena actual del Rock Nacional Argentino?Calamaro: No soy partidario de la nostalgia, creo en la música “en tiempo real”, las giras y tocando en vivo. En nuestro país el rock importa, incluso más que el futbol y la religión. Ahora las giras de colegas argentinos se expanden naturalmente hacia otros territorios y hay mucha vocación, gente cantando, ensayando y descubriendo discos. Nuestros artistas y música giran mucho en un territorio impensado en anteriores épocas, no son noticias que leamos en los portales abigarrados de “política de patio de colegio” y bombardeos balompédicos. Me gusta este momento de comunidad en otros países y otros géneros donde nos respetan y nos quieren.
- ¿Qué queda de ese chico que llegó a los Abuelos de tan joven?
Calamaro: No sé qué decir, soy la misma persona. Entonces era un aspirante con algo de experiencia, incluso psicodélica. Estaba muy verde para cantar pero tampoco era un anhelo ni tenía afán por cantar canciones, estaba enfocado en los instrumentos y aprendiendo. Llegué a los ochenta medianamente rodado, con mis experiencias psicodélicas en orden. Estaba muy verde para cantar canciones propias porque estaba madurando como instrumentista versátil, no hubiera pensado en estar cantando -ahora- canciones de rock. Soy contemporáneo de Ricardo que ya tenía las cosas mucho más claras, un guerrero del Heavy, un letrista que sería clave y único, un hombre argentino de gran corazón y cabeza. O Juanse que siempre supo lo que quería hacer y como sonar. Soy de florecimiento tardío.
- La gira se ha iniciado ¿cómo ha sido la recepción del público en esta Agenda 1999?
Calamaro: En este punto de la gira estamos tocando para audiencias amorosas y emotivas, una mezcla de personas que repiten -porque ya nos vieron antes- con otros muy jóvenes que vienen a sus primeros recitales o nos esperaban hace tiempo. En España encontramos público plurinacional y muy bueno, ahora en Sudamérica gustamos y nos gustamos, nos sorprendemos y seguimos enfocados en hacer música buena, que es lo que nos importa a todos, mis compañeros y yo. Estamos disfrutando mucho, asombrados con las audiencias, una gira muy buena que empezamos en España contratados en festivales y salas medianas donde hay que convencer, luego hicimos salas buenas y teatros; ahora empezamos en Chile, Asunción y Montevideo fueron los mejores que recuerdo y contentos con una gira argentina muy buena, que valoramos. Nos gustaría tocar más en nuestro país y creo que hacemos lo posible, es muy agradecido tocar en nuestra tierra para nuestra gente.
- Llegas a una ciudad como Concordia, que es cuna del imaginario de Saint Exupery para crear El Principito, bordeada por el río Uruguay (aquel que el poeta Aníbal Sampayo ilustró como ‘el río azul que viaja’), misma latitud que el gran Juanele Ortiz también supo ilustrar desde la poesía… ¿Qué se siente recorrer tantos escenarios con un show como Agenda 1999 Tour y sentir que el legado de aquellas canciones guarda tanta universalidad para un oyente de Madrid, uno de México o un entrerriano que se crió entre la fluvialidad y el verde eterno?
Calamaro: Me encanta el litoral y conocer estas referencias literarias y fluviales. El correo aéreo, los sauces poéticos, el río que no cesa. Me encanta la Argentina de ríos y fronteras, los litorales. En este tramo de la gira disfrutamos más que nunca, recorriendo el país luego de un voltio por los países más limítrofes donde sentimos cosas buenas en el escenario. Nos reciben genial en todas partes pero América del Sur es muy agradecido y traen ilusiones intactas, somos una banda que se estrena con esta actual formación y todos está disfrutando mucho. Armamos una gira argentina incompleta pero muy buena. Recorrer el país haciendo recitales es especial y lo que hago hace muchos años. Después de años de batallas estamos en una categoría que trasciende la indiferencia y el olvido con alevosía.
- El show de Concordia te trae en un punto altísimo de la gira, luego de visitar toda España, México, Chile y gran parte de Argentina, al filo de los Movistar Arena de BA ¿Cómo está esa banda de forajidos que te acompaña sobre el escenario? ¿Cómo fue la elección de los artistas para encuadrar la sonoridad de esta Agenda 1999 Tour?
Calamaro: Casi todos repetimos juntos de giras anteriores, este año estrenamos algunos compañeros de lujo en el sonido “afuera”, en la guitarra y la batería. Estamos todos encantados con el talento, la disposición y la convivencia de estos nuevos ases, nos inspiran y somos un mejor equipo. Brian es un gran guitarrista y se come el escenario, Andrés es un baterista virtuoso y comprometido y el sonido (para el público) es de importancia crucial y creativa, lo es todo. Por como responden las audiencias los tres lo están haciendo mejor que bien, son los mejores. Llevamos muy bien la convivencia en la gira, compartimos muchos meses y esperamos seguir todos juntos por más temporadas.
- ¿Cómo recordás aquellos años de las grabaciones originales sobre las que orbita esta gira actual? ¿Pensabas en ese tiempo que casi 3 décadas después aquel animal indómito que es este corpus de sonoridades seguiría vigente?
Calamaro: No estábamos pensando en un disco trascendente, ni siquiera era una grabación programada como tal. Estaba “resignado” a grabar música secreta, dispuesto a que nadie escuche estas canciones y grabaciones. Luego deje de tocar en vivo entonces no tenía la reacción de una audiencia. La grabación en si misma fue una “grabación imposible” en aquella época, no existían equipos para grabar en casa como ahora, pensar en grabar tantos meses era una tarea “suicida” … Una versión exagerada de la libertad, que inmediatamente se expande y consagra con El Salmón, un anti-disco complicado de abarcar en su magnitud sónica y poética, la catedral de mi discografía.
- Venís a una provincia donde se da el mayor consumo de yerba mate por habitante. Es por eso que no pasa desapercibido que en varios videos recientes se te ha visto tomando esa infusión. ¿sos de tomar mucho mate y en qué circunstancias?
Calamaro: Me gusta compartir los mates, son más ricos. Como todo lo que se comparte. Tampoco soy un cebador exquisito, me encanta que me preparen ricos matungos, soy un romántico.
- ¿Cuáles son los primeros recuerdos que tenés de haberte acercado al mate? ¿En la familia? ¿Los amigos?
Calamaro: En casa tomaba mi padre nomás, no recuerdo si empezamos a tomar en los viajes por carretera pero es posible, de Misiones traíamos marcas que no estaban en los almacenes, luego los uruguayos nos enseñaron a cebar con Armiño, después adoptamos las ricas yerbas misioneras.
- ¿Cómo te arreglas con la adquisición de yerba mate cuando estás en España? ¿Y por dónde pasan tus preferencias de estilo?
Calamaro: Ahora es posible encontrar yerba misionera pero preferiblemente llevo mis yerbas preferidas.
- ¿Es el mate un compañero en el momento de buscar inspiración y componer?
Calamaro: Se entiende que sí, lo mismo que para tantas otras cosas. La inspiración es un misterio, no consta que exista realmente. Componer es una cuestión creativa o metódica, tampoco soy un “compositor” diplomado. Creo que la gira (tocar en vivo) es una forma de componer, resucitar canciones por lo vocal e instrumental. Tiene arte y en tiempo real. Creo más en la interpretación que en la composición o hechura de canciones, soy un músico silvestre poco dado a las partituras.
- ¿Cuál es el encanto que tiene tomar agua caliente a través de una bombilla?
Calamaro: Ahora mismo anhelo compartir mates más que cebarme los míos propios. Momentos de mi vida, diría Pappo. Me gustan cuando salen ricos.
- Va a ser tu primer recital en Concordia ¿Sigue generando algo de vértigo la primera vez en una ciudad?
Calamaro: Me genera ilusión, mucha. Llegar al río, visitar los litorales. Algo vibra cerca del rio. El vértigo o expectativa es la misma siempre: dar el mejor recital, conectar de verdad, las buenas sensaciones en el escenario, cantar bien, conectar bien con mis compañeros, que nos guste a todos. Todos los recitales son importantes pero los que quedan en esta “recta final” son enormes, esperados y comprometidos. Voy con ilusión intacta.
- ¿Cómo te llevas con que, a veces, la repercusión de los músicos pasa más por lo que dicen que por la obra que crean?
Calamaro: Me llevo regular pero no termino de creerlo del todo, son cosas que ocurren en una existencia paralela. Para colmo no digo nada (me inventan todo), nunca hablé en público de este tipo de cuestiones de “actualidad urgente”, tampoco creo que la reflexión nacional (cultural o política) sea algo “masivo” ni para compartir con más personas anónimas, ni todo el tiempo. Lo cierto es que muy poca gente sabe que pienso o a quien voto, soy versátil y bastante completo con estas cuestiones. Sigo ajeno de la ideología como cuestión virtuosa o moralista, puedo hablar en serio de la realidad pero prefiero conversaciones chicas, privadas. leemos y escuchamos demasiada sanata, prefiero seguir con mi investigación personal y escuchar en las tertulias y las buenas conversaciones. No estoy para bajar al llano de las opiniones y opiniones tienen todos, o eso creen. Usan mi nombre para cualquier cosa, me citan con frases que jamás dice en ninguna radio, ni programa ni entrevista. Creo que son formas basureras de recolectar seguidores para cuentas sin importancia.
- Fuiste uno de los primeros músicos argentinos en no tener prejuicios para transitar un sin número de géneros. ¿Hoy por dónde pasa la experimentación creativa y absortiva de Andrés Calamaro?
Calamaro: No estoy bien “reflejado” en un puñado de canciones o discos. Somos músicos todos los días del año. Tampoco estoy en disposición de cultivar un género exclusivo, o un ejercicio de estilo constante. Me hubiera encantado escribir las grandes canciones de rock, tango o folklore, pero “vamos donde la música nos lleva” … Soy un músico experimental atrapado en un repertorio celebrado.
- ¿?Importa realmente cómo te recuerden el día de mañana?
Calamaro: Mañana si porque es mañana, el día siguiente. Pero no en términos abstractos como trascendencia o legado, prefiero no enfocarme en eso. Quizás otro tipo de artistas lo hayan pensado pero la música es arte efímero, como pintar un cuadro y quemarlo después. Prefiero las experiencias memorables que la “trascendencia de un legado”, en algo que podamos disfrutar ahora. En los recitales, creo que esos recuerdos no los vamos a perder. Lo memorable.
- En un reflejo implícito casi del Zelig de Woody Allen, venís de grabar un dueto memorable con Dillom en su último disco, así como antes grabaste con gitanos de bulerías, tangueros de la raíz más pura o compañeros del rocanrol, por repasar un espectro amplísimo de colaboraciones ¿Cómo te llevás con el panorama de los nuevos artistas urbanos más allá del citado Dillom? ¿Y con qué artista pendiente te gustaría grabar o tocar si fuera una elección personal, sin importar el género musical?
Calamaro: No soy un virtuoso pero soy versátil, aprendí a escuchar y apreciar distintas músicas, artistas y cantores. Al principio me llamaban para tocar o grabar instrumentos, incluso dirigir grabaciones, ahora casi siempre me invitan a cantar. Todo un cumplido. No sé en qué momento dejé de ser músico para “ser” cantor o artista popular, le soy sincero … No estaba en mis planes o no tenía planes casi. La comparación con Zelig me gusta pero no consiste en un cumplido per se. Me hubiera gustado especializarme en un género o estilo pero somos lo que somos. Estoy muy lejos de Cafrune o Ricardo Iorio. Tengo pendientes algunas grabaciones en marcha que me van a exigir cantarlas bien, con sentido y sensibilidad.
- Andrés, por último ¿qué se siente al saber que sos un Icono del Rock Nacional y de la música popular Argentina? ¿Cómo vivís esa situación, ese sitial privilegio, bien merecido por cierto?
Calamaro: Es un honor, admiro mucho a mis colegas artistas de Argentina, del rock y de la música popular. Son grandes artistas y personas. Es un privilegio ser considerado uno más entre músicos tan buenos. Tampoco es una situación que “se viva”; en la vida real estoy esperando el próximo recital expectante y enfocado.