"Ver las puntas de la Basílica te hace un cosquilleo que no lo podés explicar", comentó. Subrayando que "yo prometí volver y acá estoy cumpliendo, ya que había pedido a la virgencita que proteja a toda la familia".
Viaje
Néstor contó que no quería "largarme solo en la ruta, le dije a mi hermano - Rubén Cardozo - que me iba ahora en enero y me dijo que sí". En ese sentido contó lo traumático que resultó salir el pasado martes, "con estos calores, largar a la 5:30 de la mañana y parar a las 19 horas"."Llevamos una conservadora, atrás en la bici, además de una carpa pero lo que tomamos de agua es increíble", agregó.
Al viaje se le sumó "mi primo, Cristian Vidal, que nunca anduvo tanto en bici", puntualizó. Por lo que, comentó, "llegando a Colón, ya no daba más así lo enganché con una piola y lo fui cinchando".
Afortunadamente, Cristian pudo recuperarse y el viaje continuó. Las paradas incluyeron Gualeguaychú, Ceibas "luego cruzar los puentes y Zárate", destacó Néstor.
La temperatura en "ruta llegó a estar entre unos 45 y 46 grados, el segundo día; o sea el miércoles", detalló.
La Fe
El viaje de los concordienses concluyó este jueves "cuando llegamos tipo 10:30 o 11 horas a la Basílica". Néstor afirmó que "por más que te pusieras pantalones largos, medias, crema y un pañuelo por el sol, estaba sofocante"."La verdad es que si no tenés un motivo para ir, se complica", razonó. Lo ideal, contó, "es no hacerlo en verano pero por temas laborales y de vacaciones lo tuve que hacer ahora".
En ese marco, dijo que "hay que estar preparado: yo juego al fútbol pero no es lo mismo, llega un momento en que los cuádriceps no dan más y el dolor de rodillas es impresionante".
Para el concordiense, lo único que lo justifica es la fe "y las lágrimas que te produce llegar a la Basílica".