Sin embargo, aclaró que “esto no es un asentamiento, no es una villa”, sino que “es un barrio con casas lindas, de material, así que la verdad estamos viviendo una situación desesperante y, hoy en día, estamos esperando la fecha -del desalojo- nada más, por lo que vivimos una incertidumbre mientras esperamos que las negociaciones lleguen a buen puerto”.
En su caso particular, precisó que “estoy encuadrado dentro de las 18 hectáreas para las que estaría firmado el desalojo” y manifestó que, en el marco de los reclamos y la negociación, “hay vecinos que me han hecho llegar documentación firmada ante escribano público, por esta señora Montenegros, que es una de las dueñas que está reclamando el derecho sobre las tierras, en donde ellos -los propietarios- ceden los terrenos y sus derechos, que ahora están reclamando desalojar, por lo que hay una contradicción ahí”.
Contradciones
Sin embargo, reconoció que esta no es la única, dado que “hay muchas contradicciones en esta causa”, teniendo en cuenta que “el mismo juez que frenó el desalojo, después se retractó y volvió a firmarlo”, pero desde el lado de los vecinos “sabemos que estas tierras no son nuestras y queremos regularizar”, ya que “la voluntad del barrio es regularizar la situación, pagar por las tierras”.En retrospectiva, recordó que “en 2019 ya hubo una orden de desalojo firmada, que este mismo juez la frenó porque dijo que el barrio estaba comprendido dentro de la ley de barrios populares”, mientras que “en el 2022 tuvimos otra vez una orden de desalojo que se logró frenar y ahora volvimos a esto, que se hizo en un plazo más corto, porque salió la orden de desalojo el mes pasado y nos quedan nada más que días con una incertidumbre de qué es lo que va a pasar”.
Reuniones con el municipio
Por otro lado, destacó que “el día domingo tuvimos una primera reunión con Dell Olio y ayer fue la segunda, donde nos dijo que las negociaciones están en esa etapa de hacer un ofrecimiento y recibir una contraoferta”, pero “nosotros no estamos siendo partícipes de esa parte, sino que es el municipio con la parte que está reclamando, así que dependemos exclusivamente de lo que puedan negociar”.Mientras tanto, destacó que “se acorta el tiempo y no sabemos qué va a pasar con estas 300 familias”, porque “el barrio Pampa Soler está constituido por 51 hectáreas que están en la misma situación y es importantísimo saber qué va a pasar con estas 18 hectáreas, porque eso va a permitir solucionar lo de las otras 33 que quedan en el barrio, porque sino van a tener el mismo problema que estamos teniendo ahora”.