
El trabajo que realizan ayuda a reducir la violencia, rompiendo el círculo de delito en el que suele «naufragar» la población carcelaria. Según sus propias cifras, el índice de reincidencia de los presos liberados en la Argentina es del 65 %. Sin embargo, el de los ex espartanos es del 5%. Los pilares del trabajo de la fundación son el rugby, la espiritualidad, la educación y el empleo. Cuatro patas esenciales para la recuperación del preso.
Enfrentados a la dura realidad de buscar trabajo luego de años en prisión, los exconvictos luchan contra su falta de rutinas laborales y los prejuicios de la sociedad. Para ayudarlos, los Espartanos ofrecen programas de capacitación y contactos con empresas dispuestas a dar una segunda oportunidad a los muchachos.
Desde la ONG apuntan a que los propios presos y presas que participan del programa de Espartanos, actúen de agentes virales y extiendan el método al resto de las cárceles argentinas para que se puedan «recatar». Así que invitaron a los viejos, gastados, pero siempre perseverantes y entusiasmados Vizcachones de Concordia, a jugar, compartir, y divertirse.

Si bien es “es un poquito más grande que nosotros se sumó el año pasado, jugo con Vizcachones un par de partidos y empezó con esta idea de ir a jugar a la cárcel con los Espartanos. Nos preguntó si era posible, y le dijimos que sí”, agregaron.
El tema era combinar cuándo se iba a poder concretar ya que “nosotros teníamos un encuentro en Santa Fe y en ese mismo fin de semana este en Buenos Aires, pero dos seguidos para nosotros era mucho, entonces decidimos venir acá -por el encuentro en la cárcel- porque era una experiencia nueva y única”.
Además, “encuentros con veteranos tenemos seguido. De hecho, este finde tenemos uno en Concordia, por eso decidimos, sin dudarlo, ir ahí”,
remarcaron los jugadores.
Logística, papeleo y cancha de juego
Antes de ir para la cárcel «estuvimos tres o cuatro semanas charlando, porque Matías iba los miércoles al penal, y había que determinar día, horario, hacer los papeles correspondientes para el ingreso, conocer las normas de ahí adentro, hablar con el director de la cárcel, la seguridad, etc.”, detallaron. Entre esas idas y vueltas en la organización, “estuvo la posibilidad de jugar en una cancha afuera, dentro del predio que tiene otros cuatro penales. La cancha está muy linda, pero era el sábado y hay poco personal de seguridad, entonces se resolvió hacerlo adentro, en un potrero, pero igual estuvo estupendo”.
Tercer tiempo
Para Los Vizcachones “otro tema era el tercer tiempo. No sabían si iba a haber, porque la fundación tiene muy poco presupuesto en estos momentos. Les dijimos que por eso no había problemas, llevábamos nosotros todos los ingredientes y hacíamos una comida para compartir entre todos”. Fue así que «decidimos llevar hamburguesas, sandwiches, e hicimos el famoso «Arroz de Cacho Pérez», un clásico de los «Vizcachones». Increíblemente rico sale siempre. Nos dijeron que sí, que se podía. Entonces el viernes fueron algunos a lo de «Cacho», picaron las verduras, porcionaron el pollo, dejaron todo listo como para allá en la cárcel, únicamente cocinar. Llevamos el disco, la tabla, condimentos, los utensilios, y salió tremendo, una delicia, como siempre”.
El viaje y la ansiedad por lo desconocido
En este sentido, los vizcachones contaron que “fue un viaje de mate, cuentos, charlas. Cuando llegamos mucha expectativa, la espera, cierta ansiedad porque nunca habíamos entrado a una cárcel, los cacheos, ver cuando empezaban a llegar los policías con perros, los antimotines. ¿Cómo será todo del otro lado para que se acomoden así?”Una vez allí “entramos a una jaula en la puerta de la cárcel. Y cuando abrieron la puerta era como vivir la serie de Espartanos. Todos gritando, saludando, mirándonos, contentos de ver gente de afuera, rugbiers como ellos. Unidos por una misma pasión. No jugaban hace mucho. Era el primer partido del año que tenían, y más allá de todo, la felicidad en la cara de esos «gurises» a mí no se me borra más. No sé qué habrán hecho, nos pidieron que no preguntemos eso, pero estaban muy contentos y entusiasmados”, describieron.
El Partido

El Arroz de Cacho

El regreso
Luego de vivir la experiencia que jugó también con las emociones, los miembros de Los Vizcachones mencionaron que “mientras nos veníamos teníamos la sensación de que unos nos estamos yendo a casa con nuestras familias, y los otros se quedaban en una celda «guardados» ahí adentro. A pagar por lo que habían hecho”.Lo que les dejó y no olvidarán
Joaquín y Leonardo contaron que «el hecho de que el rugby sea un deporte áspero, de golpes, sirve de válvula de escape para que descarguen la ira acumulada por años de privaciones. A esto se suma que el talento individual vale menos que el sacrificio, compromiso, y espíritu de equipo. Eso ayuda mucho a crear una comunidad. Y «el punto» de que la mayoría de los convictos no conozca el deporte, sirve para evitar los viejos vicios, como ocurre con el fútbol. Todos tienen que aprender las reglas y el espíritu del juego desde cero, y eso contribuye a hacer más potente esta «herramienta» de aprendizaje, bienestar y reinserción social”.Por último, los concordienses reflexionaron que «el rugby, es usado como herramienta para no desperdiciar adentro y afuera. Para prepararse para la segunda oportunidad y confiar en sus valores, de amistad, compañerismo, esfuerzo, y solidaridad”.
Los Espartanos
La organización les da una oportunidad a personas que no la tuvieron. Muchos de los que caen en una cárcel porque le faltaron posibilidades. Y muy pocas veces pueden recuperarse. El sistema los encierra, y «tiran la llave» sin mirar atrás.Espartanos viene a sanear una falta que tiene el sistema carcelario. Tratan de construir algo luminoso en medio de lo podrido, de lo feo. Le ha dado la oportunidad de tener una vida más digna a miles, tanto ahí como afuera. El programa se replica en 44 unidades penales de la Argentina y en 16 del exterior, ubicados en España, Chile, Uruguay, El Salvador, Perú y hasta en Kenia.
“Somos seres culturales y las circunstancias son las que nos llevan a eso. Si naces en el barro te va a ser mucho más difícil salir de ahí. Es todo parte de un sistema que tiene sus consecuencias. Vivimos en un sistema que es macabro, en un montón de cosas”, se describe en la nota de lonomuller.com.
Muchas veces, por casos puntuales, se trata de desacreditar a entidades como la Justicia, la policía, la Iglesia o el mismo rugby o los rugbiers. Algunos hacen las cosas mal y eso se debería corregir, pero también hay un montón de gente, que, dentro del anonimato, hace un montón de cosas positivas y heroicas. Ojalá que esto inspire no solamente a dar una mano, sino también a hacer algo por los demás. En este caso puntual, el rugby es parte de la solución y no del problema.