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El Río Paraná, la principal vía de salida de productos agroindustriales, alcanzará, a la altura del Gran Rosario, su nivel más bajo en décadas, lo que acarreará costos logísticos, de transporte e industriales por US$315 millones en el semestre que va desde el primero de marzo hasta el 31 de agosto de este año.

Los datos surgen de un trabajo publicado por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) elaborado por Javier Treboux, Tomás Rodríguez Zurro, Julio Calzada y Pablo Ybañez, que contó con el aporte técnico de Alfredo Sesé, Bruno Ferrari, Emilce Terré y Patricia Bergero.

Vale recordar que hace una semana el Gobierno oficializó que la Hidrovía del Río Paraná será manejada por el Estado bajo la conducción de la Administración de Puertos durante 12 meses.

Según el documento de la entidad rosarina, la extraordinaria bajante del Río Paraná generaría grandes pérdidas al complejo industrial, a la cadena de valor granaria y a los productores agropecuarios argentinos.

Los especialistas indicaron que la cifra surge de la suma en los costos relacionados a la necesidad de ajustar el volumen de carga en determinados tipos de buques en el Gran Rosario por la bajante, lo cual implica que un grupo de artefactos navales tengan que salir con menor tonelaje (en forma definitiva) a sus puertos de destino y tener que hacer frente al denominado “falso flete”.

Además, contempla más gastos, producto de la necesidad en ciertos navíos de completar la carga en otras terminales portuarias distintas al Gran Rosario. “Esto implica la necesidad de incrementar el volumen cargado en puertos como Bahía Blanca o Quequén, donde el precio de origen de la mercadería termina siendo mayor que en el Gran Rosario debido a los problemas logísticos y mayores costos de transporte terrestre”, explica el informe.

En tanto, se agregan mayores costos teniendo en cuenta el menor tonelaje que puede cargarse en los trenes de barcazas que bajan por los ríos Paraná y Paraguay al Gran Rosario, desde Paraguay, Bolivia y puertos locales. “Nos referimos a mercadería de origen extranjero que trasborda en el Gran Rosario, al poroto de soja que importa temporariamente nuestro país y a granos argentinos que llegan desde puertos de cabotaje de Chaco y Entre Ríos”, explicaron.

También se deben tener en cuenta las pérdidas que sufre el complejo agroindustrial local por menores precios de exportación que percibe nuestro país, tanto en harina como aceite de soja, por los problemas logísticos y de transporte que trae como consecuencia la bajante del Río Paraná.

“Existe un castigo en el precio de estos productos argentinos que se traducen en una presión a la baja de las primas FOB argentina en relación a otros orígenes, como el brasileño. En el trabajo hemos computado un porcentaje menor de estos costos incrementales a fin de no duplicar la estimación de pérdidas, pero si poder reflejar el riesgo y la incertidumbre adicional que significa para un buque ingresar al Río Paraná con la bajante actual y tener que afrontar imprevistos que pueden demorar el viaje y que se generen costos adicionales no planificados. El porcentaje aplicado fue del 10% del diferencial de precios entre Argentina y Brasil”, detallaron los autores del informe.

Por último, se deben contemplar los gastos adicionales en la actividad industrial del complejo oleaginoso del Gran Rosario, producto de la ralentización del ritmo de embarques que genera inconvenientes diversos, saturación de almacenajes y demoras en el ritmo de la molienda.