Con el lema de APAMA “Arándanos argentinos, sabrosos y sustentables”, contó con especialistas en el negocio, tanto del lado de la producción como de la comercialización, lo que derivó por ejemplo, en describir la situación en cuanto a los mercados internacionales, con los datos expuestos por la gente de SHAFFE, la Asociación de Exportadores de Frutas Frescas del Hemisferio Sur, que reúne a las entidades privadas de cúpula de Argentina, Chile, Brasil, Uruguay, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda (25% del comercial global con 11 millones de tons. de exportaciones por U$14 mil millones) como Nelli Hajdu secretaria general y Christian Carvajal presidente, así como el titular de la nueva comisión de sustentabilidad, el representante de Frutas de Argentina, Gabriel Wasserman. También expusieron Fernando Vilella, especialista en bioeconomía, quien se enfocó sobre el mercado chino, y el productor exportador Adolfo Storni, de Extraberries con un análisis de la situación general de la fruticultura, - en verdad bastante desolador-.
Por supuesto, el tema de producir con sustentabilidad estuvo a la orden del día. Entre otras cosas se destacó el caso de una de las empresas de la zona que certificó con la ISO 14046 de la huella del agua. “Esto está dentro de los intangibles que podrán definir que compren o no nuestra fruta”, dijo Alejandro Pannunzio, presidente de APAMA al abrir el encuentro - en la foto arriba-. También destacó el crecimiento del consumo doméstico a partir de las acciones de promoción de las entidades del sector.
Precisamente uno de los frentes abiertos es el Pacto Verde de la UE, más los distintos requerimientos desde el Global Gapp hasta el cumplimiento de los ODS para el 2030, donde se debe ir demostrando en forma certificada como las empresas contribuyen para ir cumpliendo con esos objetivos. Allí Hajdu, dijo claramente que Europa quiere ser el primer bloque sustentable verde, reducir plaguicidas al 50% y que el 25% del área plantada en el continente sea orgánica al 2030.
Una complicación para los productores exportadores, se da por ejemplo en EE.UU. donde hay 150 distintos sistemas para certificar y no existe un esquema homogéneo. Algunos siguen los de las grandes cadenas de venta minorista.
Precisamente a través del Shaffe se busca generar que los países productores del Hemisferio Sur generen en forma consensuada una hoja de ruta para ir cumpliendo con esos objetivos de mediano y largo plazo. La idea es conectar a la industria del Hemisferio Sur, facilitando el comercio. “Queremos un comercio internacional sin barreras para todos los que están en la cadena, desde el productor, exportador, distribuidor, hasta la cadena minorista”, dijo Carvajal.
Responsabilidad especial
Otro de los puntos que se trató durante las Jornadas, fue el de la responsabilidad social empresaria, y se demuestra con el gran enfoque en prevenir el trabajo infantil con aportes de APAMA, APRATUC - la Asociación de Productores de Tucumán - y el ABC – Comité de Exportadores de Arándanos-. Más allá de que desde hace tiempo la actividad arandanera, se dijo, no registra antecedentes en la materia, al trabajar con cosecheros hay que estar atentos.“El mercado no perdona este tipo de faltas en la RSE y somos un sector pionero en el mundo trabajando bajo un sistema que garantice que no hay riesgo de que exista el trabajo infantil en nuestras producciones. El valor agregado de la fruta no es sólo comercial sino social”, dijo Francisco Estrada, presidente de APRATUC. En ese sentido se está trabajando para lograr un sello que le permita al comprador seguir en forma transparente cómo se hacen las cosas en ese sentido y que sea un diferencial, porque según Estrada no se ve que este sea el eje en otros países productores.
Mercado estadounidense
Otro de los puntos destacados por el ingeniero Alejandro Pannunzio, presidente de APAMA, fue el acuerdo con EE.UU., que permite la opción de garantizar la pre inspección de la fruta exportada a EE.UU. en origen y hacer el tratamiento de frío en tránsito. Un trabajo de varios años que se hizo con Aphis, el INTA, Senasa y COPEXEU - Comité de Productores y Exportadores de Fruta a Estados Unidos- y que facilitará el ingreso a este mercado, en la medida en que se cumpla con las exigencias.Por su parte, Fernando Villella destacó los valores del arándano para la salud con las certificaciones internacionales al respecto y el potencial del mercado chino. Esto, aunque China es un gran productor, por ejemplo, en 2020 tenía plantadas 66 mil has. con más de 330 mil tons. de fruta, buena parte destinada al fresco. Un detalle no menor: cada chino consume 124 frutos per cápita, mientras que Argentina produce 3,8 frutos per capita.
En las exposiciones se graficó que Argentina, en los números, está lejos de lo que exporta la competencia. Destacando los volúmenes que se vienen exportando a China, el brutal crecimiento de Perú, - que este año incluso exportará 34.000 tons, el doble respecto al 2020- y atención porque también está ingresando EE.UU. al mercado chino. Recordando que varios países con acuerdos de libre comercio llegan sin aranceles frente a los que debe pagar la fruta Argentina.
Por su parte, Adolfo Storni, con 30 años de experiencia en el negocio frutícola, puso blanco sobre negro sobre la situación general del sector en la Argentina.
Por un lado, destacó que la fruta argentina se caracteriza por su calidad, amplia disponibilidad de factores naturales, amplitud térmica, recursos humanos, mano de obra, de cosecha, de empaque, técnicos, comunidades muy arraigadas a la producción en provincias como Entre Ríos, Tucumán, Mendoza, Río Negro o San Juan, con empresarios que se dedican a la actividad por varias generaciones, con fruta orgánica o de mínimo uso de agroquímicos.
Estancamiento
Pero, por otro lado, señaló que hubo fuertes cambios en la producción y comercialización a nivel global desde hace varias décadas y la Argentina se estancó, con sus penurias debido a las variables de tipo de cambio, problemas en las relaciones laborales, falta de acceso a acuerdos de libre comercio, - que hace que los productos lleguen con 25/30% de diferencia en contra-, o presión impositiva, los créditos fiscales o la recuperación del IVA son trámites muy engorrosos. “Se siguen discutiendo estos temas mientras el mundo crece con nuevos jugadores y cambios en la producción y en la comercialización”, señaló Storni. Advirtió que se necesitan una sumatoria de políticas públicas que vuelvan a dar competitividad. Dice que no trata de decisiones difíciles porque generarían más inversión, producción y empleo, solucionando problemas de todo tipo. “La fruticultura puede ayudar a resolver problemas de empleo, de desarrollo territorial, de generación de divisas y de inversión”, dijo.
Finalmente señaló que la Argentina tiene que ser un jugador de nicho aprovechando consumidores exigentes que quieren calidad y sabor. “Es necesario empezar a trabajar en una agenda de competitividad que abarque el tema impositivo, laboral, el avance hacia acuerdos de libre comercio, créditos en pesos a largo plazo, entre otros temas claves, de otra forma, vamos a tener serios problemas. Estamos exportando la mitad respecto a 15 años atrás, pero tenemos recursos naturales, knowhow, empresarios dispuestos a seguir apostando, para volver a ser un jugador de peso adaptado a la nueva realidad”, señaló.