Fue después de aquella vigilada edición, uando volvió a Buenos Aires para preparar lo que sería una gira épica a caballo que había planificado con detalle. Veinticinco postas de 35 kilómetros por día para viajar unos 750 kilómetros, saliendo desde Buenos Aires, atravesar todo lo largo de la provincia de Entre Ríos y llegar hasta Yapeyú, (Corrientes) en homenaje al General San Martín en el año del bicentenario de su nacimiento.
"La significación de este homenaje surge cuando yo me entero que van a reunirse en Yapeyú ocho o diez mil hombres de a caballo de todo el país. Llevarán sus caballos en camiones, y entonces yo inmediatamente me dije: 'Pues yo voy a ir en caballo, ya que tengo el tiempo y tremendo gusto...'", le dijo al periodista Miguel Franco en el programa Un alto en la huella de Radio Argentina, unas semanas antes de la gira.
No era la primera vez que Cafrune hacía una gira a caballo. En 1967 emprendió un épico recorrido desde La Quiaca hasta la Patagonia. "Nuestro canto nace de a caballo, nuestro hacer americano nace de a caballo (….). En el 67 inicié una gira a caballo por las capitales de provincia uniendo a cada población, a cada gente, de esa gente callada y humilde que tenemos en el interior del país", decía con ese tono campechano y esa tonada jujeña que le quedaba de su pago natal.
Otra vez a montar
Este nuevo trayecto a caballo retomaba ese fuego sagrado. Cafrune tenía pensando actuar en pequeños poblados, mientras desandaba su marcha hasta Yapeyú. Antes de iniciar el que sería su último viaje pasó a visitar a su familia que vivía en Santa Fe. "Mis padres estaban ya separados. El había formado otra familia con su segunda compañera, Lourdes, con la que había tenido a Juan Facundo y Macarena. Estuvo apenas unas horas. Fue la última vez que lo vi", recuerda Yamila Cafrune.El 31 de enero, Cafrune emprende la primera etapa del viaje a caballo saliendo desde la Plaza de Mayo. Recibe primero la bendición del rector de la Catedral de Buenos Aires junto a su compadre Chiquito Gutiérrez. Al principio lo acompañan otros jinetes de centros tradicionalistas. Después siguen solos por la ruta 27. Les gana la noche cuando a la altura de localidad bonaerense de Benavídez son embestidos por una camioneta.
El vehículo era conducido por un joven de 1 años que detuvo la camioneta recién a 200 metros del lugar donde se había producido el impacto y luego se alejó del lugar, sin ayudar a las víctimas. A raíz del impacto, Cafrune sufre la fractura de varias costillas, golpes en la cabeza y el tórax. Es asistido en una sala de primeros auxilios. Luego lo trasladan al Hospital Municipal de Tigre. Finalmente, por la complejidad deciden internarlo en el Instituto del Tórax de Vicente López. Muere en el camino. Su compadre, también fue atropellado, aunque iba a vario metros más adelante, un dato que alimenta las sospechas de que no fue un accidente. Este segundo jinete sobrevive, pero desde entonces se llamó a silencio.
El velatorio de Cafrune se realizó en la Federación de Box, debido a la cantidad de público que lo quiere despedir. La cremación se realiza en el Cementerio de la Chacarita.
Muchas dudas
El accidente de Jorge Cafrune genera dudas y empieza a crecer el mito del asesinato. En uno de los capítulos del libro ¿Quién mató a Cafrune?, de la editorial Tinta Limón, la investigación trata de unir cabos sueltos y testimonios que presentan la hipótesis del atentado. La investigadora Jimena Néspolo asegura: «Fue una muerte política, y no un mero accidente de tránsito. Eso supone pensar el "mito" o la "leyenda", o ese magma de significaciones que rodearon a su muerte y que con fervor fueron creídas por sus seguidores, sobre un sustrato cierto de verdad. Alguien podrá decir, u objetar, que mi crónica inyecta en la era de la "Posverdad" una dosis de su propia medicina... y puede que no se equivoque. En todo caso, mi investigación se asienta sobre un imperativo ético y moral: no nos podemos permitir, como sociedad, desoír testimonios de víctimas del terrorismo de Estado".En cambio, para la familia de Cafrune las pruebas no resultan tan contundentes. "Hasta lo que sabemos fue un accidente. Esto te lo digo hoy 1 de julio de 2019. No puedo decir nada más. Lo que no quita que veamos otra cosa en el expediente que solicitamos. Nos tienen que decir primero si existe el expediente porque esto pasó hace 40 años. La gente que habla que no fue un accidente lo fundamenta en las amenazas de la Triple A que ya no estaba en ese momento. Es muy probable que la muerte accidental les vino como anillo al dedo a los militares para adjudicarse algo que no hicieron y decir: "Ven, nosotros decimos y hacemos lo que queremos".
La causa en un principio fue caratulada como "muerte en accidente". El conductor de la camioneta Héctor Emilio Díaz, un joven de 19 años que iba a borracho y sin luces, se entregó al otro día del accidente, acompañado por su padre que años anteriores había realizado trabajos para el Ministerio de Bienestar Social dirigido por López Rega. No se tomó en cuenta que huyó del lugar de la escena. Al ser menor de edad fue absuelto, luego que declarara que los caballos iban sobre la ruta. Al poco tiempo desapareció de Benavidez con su familia, reseña la investigación de Néspolo.
La muerte absurda al costado del camino y en plena madurez artística dejó al ambiente folclórico huérfano de uno de sus cantores más populares y valientes de la época. Es un golpe indirecto a cantores sociales como Horacio Guarany y Mercedes Sosa, su ahijada artística, que se exiliará un año después.