La historia no terminó allí, ya que luego de esa operación, los médicos no podían cerrar la pancita del bebé porque no se contaba con el espacio suficiente para hacerlo. Después de un largo camino, de esperas y operaciones, los profesionales pudieron cerrarlo.
Luca, oriundo de la ciudad de Chajarí, llegó a ser el paciente más grave del Hospital Garrahan y los doctores no estaban seguros de poder salvar su vida.
Cuatro meses después, su mamá, Valeria Molo contó que durante todo el tratamiento su hijo estaba conectado a una máquina que lo mantenía con vida artificial, ya que él, por sí solo, no podía hacerlo.
Dos veces intentaron desconectarlo y su corazón no lo soportaba. Un día, los médicos hablaron con Valeria y le dijeron lo que una madre jamás querría escuchar. “Bueno mami, lo tenemos que desconectar. Tenía que estar 8 días con esta máquina y ya han pasado 15 días”. Valeria afirmó al respecto que “desconectarlo era matarlo”.
Fue allí cuando ocurrió lo inexplicable, cuando lo desconectaron por tercera vez, el corazón de Luca comenzó a latir sin ningún tipo de medicación. “Los médicos no lo podían creer, lloraban ellos y lloraba yo”, dijo la mamá de este pequeño gigante.
“Comenzó a evolucionar, cada vez mejor. De a poco evolucionó y hoy está bien, con oxígeno dependiente porque él tiene que crecer para que lo crezcan los pulmones” explicó.
“Es un bebe sano, no tiene ninguna medicación, solo tiene internación domiciliaria por el oxígeno y una vez por semana viene el pediatra de Chajarí a controlarlo”, agregó la mujer a Chajarí al Día.