
Este año, el lema elegido es "Sin agua, no hay vida", un reflejo del eje central de la protesta: la urgencia de preservar los recursos hídricos y proteger los humedales frente a las amenazas industriales.
En ese marco, la proclama incluirá referencias al derrame de ácido sulfúrico ocurrido en marzo en el puerto de UPM, así como un enérgico rechazo a la posible instalación de una planta de procesamiento de combustibles e hidrógeno verde que el gobierno uruguayo autorizó frente a la ciudad entrerriana de Colón, en las afueras de Paysandú.
Con esta marcha, desde la ACAG se difundió que se "reafirma su histórica lucha por el cuidado del ambiente y la soberanía sobre los recursos naturales, en una movilización que se ha convertido en un símbolo de resistencia y conciencia ambiental para toda la región".