Allí colgó, desde abril de 2023, un centenar de videos y alrededor de 500 fotografías suyas, donde posa y actúa algo (bastante) más que desnuda. Mal no le va, jura que está en el top ten de visitas a nivel mundial del sitio erótico y aportó una captura con la estadística.
Silvia nació en Paraná, Entre Ríos, donde vivió hasta hace ocho años, cuando se mudó 116 kilómetros al norte, hacia la localidad de Victoria. Su mamá era contadora en la AFIP y su papá empleado de Vialidad.
“Los dos trabajaban y eso marcó mi infancia”, cuenta. Estudió en el Instituto Cristo Redentor, un colegio católico en el que nunca se sintió parte. “Siempre fui rebelde. Me negaba a aceptar la religión porque nunca la entendí. Cuestionaba todo, y eso me hizo diferente”, confiesa. Para relajar, se metía en un gimnasio “hacía fierros, a los 19 años estaba toda marcada”.
Cuando tenía 20 se marchó a Buenos Aires para cursar el CBC de psicología. En el verano regresó a Paraná y quedó embarazada. “Fue con mi novio formal, Pero cuando se enteró, pobre, puso pies en polvorosa, porque él era tan chico como yo”, entiende.
A sus 21 años nació su único hijo, que hoy tienen 32. La maternidad temprana la obligó a cambiar sus planes. “Tuve que madurar de golpe y ponerme a laburar y estudiar cerca de casa”. Se inscribió en la Universidad Nacional del Litoral, pero en abogacía (“lo que más me cerraba”, dice) y mientras estudiaba, trabajaba en la AFIP. “Cuando me recibí, en el 2000, dejé la AFIP, pero siempre seguí vinculada al trabajo tributario. Mi carrera como abogada estuvo enfocada en ese campo, es algo que manejo con naturalidad”, dice.
Al poco tiempo de tener a su hijo, se puso en pareja. “Empecé a salir con un hombre de Paraná, 11 años mayor que yo. Estuvimos juntos durante 28 años”, indica.
Llegó el 2020 y regresa a Victoria. Silvia se sentía atrapada y recordó su primera vocación, la psicología. Aquello fue otro punto de inflexión y sirvió para que Silvia desarrollara, luego, su actividad erótica en las redes. Decidió retomar sus estudios de psicología en forma online.
La explosión
Lo que despuntó como una curiosidad académica desembocó en lo impensado. “Les dije a las chicas: ‘Vamos a hacer algo, pero bien. Y lo voy a hacer yo’. No tenía nada que perder. Ya tengo una carrera, soy abuela, pensé. Todo lo que llegara luego era ganancia”, afirma convencida.Así preparada, se lanzó con el paracaídas de un grupo de amigas que la sostuvieron. “Éramos cinco, había psicólogas, artistas, y armamos un proyecto de cine porno. Nos matábamos de risa al principio, pero lo tomamos en serio. Hicimos más de 100 videos, y cada uno fue diferente”, relata.
Aunque Silvia nunca había estado desnuda frente a una cámara, su relación con la pornografía siempre fue relajada. “De adolescente, veía videos porno con una amiga, mientras comíamos pollo. Nos matábamos de risa. Después, en mi casa siempre estuvieron los canales Venus y Playboy. Mi pareja lo ponía para dormir, no para tener sexo. Pero nunca fue un tema tabú. Siempre lo tuve naturalizado, así que no me costó mucho empezar”, dice.
El tema central de su proyecto y su canal de OnlyFans es la masturbación femenina. “Quise mostrarlo de manera natural porque aún es tabú. Muchas mujeres me siguen, aunque son pocas las que lo admiten. En mi Instagram, solo el 3% de mis seguidores son mujeres, pero sé que están ahí, observando, curiosas”, dice. La primera vez que alguien compró un video suyo en OnlyFans fue memorable. “Grabamos un video con transparencias, tipo canal Venus. Cuando vendí el primero, salté de emoción”, recuerda entre risas.
Con el paso del tiempo y el éxito (lo único que no quiere revelar es cuánto recauda por mes en el sitio), el algoritmo le reveló algo curioso. “Mis seguidores son en su mayoría chicos jóvenes de entre 25 y 35 años. Yo soy la MILF, la madre deseada. Es un personaje y lo asumo”, explica. En OnlyFans tiene 8 mil seguidores, mientras que en su página de Instagram, silvia.garcilazo, más de 96.300.
“El algoritmo dice que me ven más de un millón de personas al mes. Es un impacto social que nunca esperé”, comenta. OnlyFans le trajo notoriedad. “Estoy en el top ten a nivel mundial. Jamás lo imaginé tampoco”, confiesa.
“Algunos videos se filtraron. Como abogada sé que una vez que algo está en la web, se pierde el control. Pero tengo la cintura para defenderme y decir ‘che, esto también es libertad’. Dentro de las reglas, que cada uno haga lo que más le guste”, sostuvo.
Silvia recuerda con claridad el momento en que todo “explotó” y se volvió público. “Fue en abril de 2023. De repente, los mensajes y las llamadas no paraban. Sabía que, al meterme en esto, iba a haber repercusiones, pero una cosa es saberlo y otra es vivirlo”, comenta.
No lo recomienda para la gente joven. Por el contrario, para ella la gente de su edad, más plantada por su experiencia, no debería tener ningún prurito, si lo desea, de participar. “Primero, para que recuerden que están vivos. A partir de los 50 parece que nos olvidamos de nosotros mismos, se dejan de lado los deseos propios. Yo elegí ser libre sin dañar a nadie”, concluyó.