Posteriormente, “por el trabajo de mi papá nos fuimos a vivir a La Paz y ahí continué con tango. Estuve enseñando un poco y comencé a introducirme en lo que es el ballet clásico porque veía que lo necesitaba para todo lo que a mí me gustaba”.
Siguiendo el periplo, “cuando me inicié en el estudio de ballet nos fuimos a vivir a Chaco, así que realicé ballet pero poco tiempo”, apuntó.
Los estudios secundarios llegaron a su fin y la decisión de seguir una carrera estaba presente. “A mí siempre me gustó bailar y por más que hacía test vocacionales para ver qué carrera iba a estudiar me decía: ¿para qué estoy haciendo esto si yo sé lo que quiero?”, comentó.
Así fue que con el gran apoyo de su familia emprendió viaje a Buenos Aires. El estudio de danzas clásicas es más que sacrificado, motivo por el cual llegó a Capital Federal para que maestros de la danza lo examinen y vieran si “era posible que haga una carrera”. 
Afortunadamente para Matías, los profesores advirtieron las condiciones que el joven entrerriano tenía a pesar de la poca experiencia en el ballet y de su edad (18 años en ese momento), ya que todos comienzan a los 9 aproximadamente.
Ingresó a la escuela del Teatro Colón “y enseguida ingresé en el Ballet Joven, para viajar por el país, por Europa y América Latina”, apuntó.
En el año 2005 se abrió un concurso para integrar el Ballet Estable y desde esa fecha forma parte del mismo. “Este último tiempo ya he actuado como bailarín solista y en muchas obras he participado como principal”, contaba Matías ante nuestras consultas.
En los primeros días de este mes inició los ensayos, ya que “El lago de los cisnes” se presenta a comienzos del mes de marzo y él será parte del espectáculo que tiene música de Piotr Ilich Chaikovski.