“Mi trabajo se titula El Estado de la tierra; una recorrida por la relación entre el Estado y la construcción con tierra en Entre Ríos, y mi objetivo es elaborar, dentro de una cartografía de la construcción con tierra en Argentina, una base de datos que interrelacione las características medioambientales, el estado de la normativa al momento de construirse la obra; las técnicas utilizadas, el método y cuál es el grado de participación de los profesionales en cada”, expresó.
Este es su compromiso con la sociedad, generar una forma de vivir y habitar en armonía con el medio ambiente, desde un abordaje integral con miras a la construcción con materiales de bajo impacto ambiental.
Desde 2013 con su compañero Mario Monjo se dedican exclusivamente a la construcción con materiales de bajo impacto ambiental, con un sistema constructivo que permite prefabricar las partes de las viviendas en taller para reducir tiempos y costos de obra.
“La construcción con tierra tiene varias técnicas que son usadas en nuestra región, la más común es el adobe, son mampuestos de tierra cruda estabilizada mezclada con fibra (paja) y bosta”, comentó la federaense en diálogo con Diario UNO.
Al tiempo que continuó explicando que “estos se colocan con un pastón formado con los mismos ingredientes que los mampuestos y se colocan de manera similar a los ladrillos cocidos. La fajina o quincha, es una técnica de entramado muy común en nuestra zona que consta de un sistema de bastidores que recibe un entramado ligero que puede hacerse con madera, caña o alambre, que recibe luego el pastón de barro con fibra larga, luego se deja secar y sobre las pequeñas fisuras que se forman, se prende la capa siguiente, en este caso con fibra más corta, para luego recibir los revoques, también de tierra estabilizada”.
A su entender, en la actualidad “se está consiguiendo una mayor aceptación de la construcción con tierra, dejando atrás una serie de prejuicios, que se basan, entre otras razones, en la desinformación y en la mala prensa de dichas técnicas. También se vinculó la vivienda con tierra a la idea de una vivienda precaria, por lo tanto quienes pudieran ser beneficiarios de viviendas construidas con tierra por parte del Estado cargan también con el estigma de vivir en casas “de pobres”. Esto lleva en algunos casos a que el Estado tenga ciertos recaudos a la hora de implementar estas tecnologías para planes de construcción masivos y ese argumento puede ser válido, pero lo que no es aceptable”.
Su sueño
La arquitecta entrerriana enfatizó que su sueño es que sus hijas “puedan ver como un pasado obsoleto el que estamos gradualmente dejando atrás, que sea impensado creer que alguien pueda prohibir construir con un material tan noble como la tierra, que la gente ya no tenga prejuicios para con los materiales y técnicas naturales. Que parezca atrasado e incivilizado no separar la basura. Aspiro a generar impacto ecológico positivo”.
Más difusión
“La difusión sobre los diferentes métodos constructivos acompañados de antecedentes construidos adecuadamente podría generar un impacto positivo para hacer visible la arquitectura de calidad estética y confortable, con materiales alternativos y reducir el prejuicio que existe sobre las construcciones con este tipo de materiales e incentivar a la gente a recurrir a otras opciones de bajo impacto ambiental para mejorar el confort en viviendas”, señaló.
En ese marco, “el acompañamiento del Estado en la difusión, ya sea a partir de la inclusión del aprendizaje del uso de estos materiales en la currícula de las escuelas y universidades, o en el uso de dichas tecnologías para materializar en los casos que sea adecuado, las obras públicas, sería otra forma de legitimación y difusión”, explicó Pulidori.