Ahora será el Tribunal Oral Federal de Paraná el que deberá determinar si los imputados -Benitez y Olmos- eran los responsables del macabro laboratorio.
El fiscal general, José Ignacio Candioti, dijo a radio La Red de Paraná que “el juicio va a durar dos semanas en principio” y detalló que “son más de 40 testigos los que declararán en relación al hecho”.
Según la policía en esta causa aparecería involucrada una persona que fue condenada en el juicio por la cocina de cocaína de Paraná, aunque según el fiscal se trata de una hipótesis que hay que corroborar.
Una muerte que ya quedó “archivada” e impune
Vale recordar que tal como informara Diario Río Uruguay en julio del año pasado, la Justicia ordinaria local “archivó” la causa por la joven muerta en la explosión de esa cocina de cocaína.
Por tratarse de una muerte, esta parte del hecho quedó en manos de los tribunales concordienses, donde se estableció que las quemaduras y posterior fallecimiento de Elizabeth Tamay fueron “accidentales” y provocadas por “la impericia en la cocción y adulteración de cocaína”.
Por ese motivo la causa -por la muerte de la joven de Chajarí- fue archivada.
En su momento, el fiscal Martín Scattini precisó a este medio que por la muerte de Tamay, “el único sospechoso fue un hombre de 45 años, Rafael Benitez”, el cual aparecía como responsable del lugar donde ocurrió la explosión, pero que “de acuerdo a lo que pudo comprobar la pericia de los bomberos (de la policía) se trató de una explosión accidental”, por lo que la muerte propiamente dicha no podía ser atribuida al hombre de alias “Chupete”.
Drogas y prostitución
Tamay era oriunda de la ciudad de Chajarí y según constaba en la investigación ejercería la prostitución en Concordia desde hacía un par de años. Fue por ese dato que los policías salieron de inmediato en busca de “Chupete” Benítez y lo detuvieron a horas de conocida la explosión, cuando salía del hospital Masvernat.
Tal señalan las crónicas de esos días, los patrulleros localizaron al sospechoso a bordo de su Renault Clío a unas cuadras del nosocomio y descubrieron -además- que llevaba un par de envoltorios en el asiento posterior del auto y que en un primer momento se pensó que podría tratarse de drogas. Pero luego, con la orden de requisa se descubrió que eran fajos de billetes, contabilizándose un total de 6.000 dólares y 2.000 pesos.
Si bien en un primer momento se sospechaba que el acusado llevaba dinero porque buscaba fugarse de la ciudad, la profundización de las pistas descubrió que el dinero tenía como aparente destinataria a la familia de la víctima, para que se hiciera cargo de la joven y la trasladara al Instituto del Quemado de Buenos Aires.
Foto: Diario Uno