El Tribunal Oral Federal de Paraná juzga a los dos hombres por los delitos de producción y tenencia de estupefacientes con fines de comercialización. Ambos podrían ser condenados a penas de entre cuatro y 15 años de prisión.

El abogado de Benítez, Edelmiro Díaz Vélez dijo a Diario Río Uruguay que se proponía “voltear en los alegatos cada una de las acusaciones” y subrayó que su defendido era inocente. Vale recordar que la semana pasada Benítez declaró durante casi una hora y negó todas las acusaciones en su contra.

Una investigación preliminar que estaba realizando Gendarmería Nacional advierte que la organización que administraba la cocina de cocaína que explotó en Concordia tenía vinculaciones con otra que se descubrió unos meses después en un campo del acceso norte de Paraná.

“Yo no me dedico a vender drogas”

Muchas dudas dejó Rafael Salvador Benítez en su declaración indagatoria. Negó todo, hasta la irritación. “Quiero negar todas las acusaciones que se me han hecho, específicamente con referencia a la droga: yo no me dedico a eso, no me dedico a andar en drogas ni a vender drogas; niego haber tenido cualquier tipo de relación con la señorita Tamay; niego las declaraciones de los padres; niego haber tenido cualquier tipo de vinculación con la casa ésa que explotó”, dijo.

Luego intentó desmentir a los testigos que lo señalaban como la persona que llegó al hospital preguntando por el estado de salud de la joven Elizabeth Tamay. Dijo, en cambio, que había ido a preguntar por un amigo internado desde hacía un tiempo a raíz de un accidente grave.

Reconoció que llevaba dinero cuando fue detenido, 7.100 dólares y 2.472 pesos, y ensayó una explicación: dijo que era de su hijo y que debía llevárselo a Buenos Aires, donde tenía a su nieta internada en el Hospital Garrahan.

Luego intentó desacreditar al herrero que realizó trabajos en la casa, unos días antes de la explosión, y que dijo haber tratado con él; aseguró que no usa teléfono celular, como dijeron otros testigos, cuestionó a la Policía y también a la Justicia Federal. “Yo no miento, no sé por qué esa saña, esa maldad conmigo”, se preguntó.

Una familia “normal”

Según señaló El Diario de Paraná, en la tercera audiencia del juicio declararon también la esposa y cuatro hijos de Benítez. Todos dieron testimonios uniformes, casi calcados: que tenía una familia “normal”, “muy unida”, “con relaciones normales”; lo presentaron como un hombre de familia, que trabajaba en el campo, aunque ninguno dijo saber dónde ni para quién. “Trabajaba en el campo, pero no sé las tareas que hacía porque nunca pregunté mucho”, dijo el mayor de los hijos de Benítez. Los otros tres hijos dijeron lo mismo y hasta casi con las mismas palabras.