
El rastrillaje en los alrededores confirmó las sospechas, a pocos metros del vehículo y los imputados, los efectivos de la Gendarmería encontraron una bolsa descartada con ocho envoltorios de plástico, prolijamente sellados con cinta adhesiva. El narcotest no dejó dudas, se trataba de 398,72 gramos de cocaína.
Con este hallazgo, la investigación que tramita ante la Secretaría Penal del Juzgado Federal se aceleró y se analizaron los celulares incautados, revelando una serie de intercambios evaluados por la justicia y las fuerzas de seguridad en los que se coordinaban encuentros y se ultimaban detalles sobre la entrega y transporte de la droga.
Siguiendo el contenido de esas conversaciones, se identificó a un tercer implicado, quien habría provisto el material en la ciudad de Concordia.
Ante ello, la doctora Analía Ramponi, a cargo de la causa, ordenó una serie de allanamientos simultáneos en distintos puntos de Entre Ríos y Corrientes.
En los domicilios de los involucrados se secuestraron elementos clave como dispositivos móviles, balanzas de precisión, documentación, envoltorios listos para fraccionar droga y más estupefacientes, lo que reforzó las sospechas sobre la actividad ilícita que venían desarrollando.
Las pruebas reunidas fueron determinantes. La cantidad de droga, la logística empleada y el vínculo entre los imputados permitieron configurar el delito de tráfico de estupefacientes con fines de comercialización.
Asimismo, como medida preventiva, la magistrada dispuso la prisión preventiva de los tres consortes de causa, es decir, un joven de Concordia, a otro de Chajarí y uno más de la ciudad de Mocoretá, al considerar que existe riesgo de fuga y de entorpecimiento de la investigación.
Mientras la investigación continúa, las fuerzas de seguridad siguen trabajando para determinar si la operatoria detectada es parte de una estructura más amplia de comercialización de drogas en la región.