El Entre Ríos pudo confirmar de fuentes confiables ligadas a la investigación que fue un compañero de trabajo del detenido quien encontró la tarjeta de débito de la víctima en un vehículo de la firma, que solo ellos dos conducían.
El empleado que halló esta documentación a nombre de María Teresa Galli comunicó la novedad al dueño de Mafalda, quien no dudó en comunicar la novedad a la Justicia, un gesto que –admiten los investigadores- permitió orientar la pesquisa.
Otro aporte probatorio relevante es el que surgió de los primeros peritajes realizados en el teléfono celular del detenido, que vienen a confirmar que intentó vender las joyas robadas a Teresita Galli en una joyería ubicada en calle Catamarca. Estaría acreditado que dejó esos elementos de valor en el local y debía pasar a cobrar en la misma tarde en que cayó detenido.
“Habían quedado que este miércoles a las 17, el imputado retiraría el dinero de la joyería, a cambio de varios elementos, aros, cadenitas, dijes, anillos. Todos estos objetos ya fueron secuestrados por el Ministerio Público Fiscal”, aseguró una fuente confiable a El Entre Ríos.
“Las pericias al celular del detenido –agregó- permitieron constatar la existencia de mensajes de voz dirigidos al propietario de la joyería, en el que se presenta con nombre y apellido, para cerrar la venta de las joyas que pertenecerían a la docente asesinada”.
Por estas horas, tanto en la Policía como en el Ministerio Público Fiscal, no tienen dudas de que el detenido es el autor del asesinato, aunque, como corresponde al Estado de Derecho, eso deberá demostrarse en juicio y, de ser así, recién entonces sobrevendrá la condena corresponda.
No es un detalle menor que, por tratarse de un homicidio, será un Jurado con representantes de la comunidad el que dictamine respecto de la culpabilidad o inocencia del apresado.