Dos pescadores que fueron testigos de toda la secuencia narraron a un cronista de Diario Río Uruguay que “el cuerpito no estaba lejos de la orilla, pero lo que pasa es que el río está muy crecido para meterse y este lugar siempre es muy traicionero por los remolinos”.
La información fue confirmada a este medio por personal policial de la Comisaría 6°, donde evitaron dar datos filiatorios del menor, aunque se precisó que no era vecino del lugar, sino que vivía con su familia en el barrio San Pantaleón, en la zona noroeste de Concordia.