Cabe recordar que Facundo Mazaira Silveyra está acusado como partícipe en uno de los delitos que se le atribuyen a la megabanda desarticulada en Concordia en mayo último, además de considerárselo también miembro de la asociación ilícita. Habría pruebas, entre ellos algunos audios, que demostrarían que Mazaira sabía que la banda estaba por robar un acoplado en un establecimiento rural y puso a disposición su propio campo para venderlo. Cuando la Justicia le allanó su propiedad, reaccionó viralizando videos en las redes sociales en las que hizo gravísimas acusaciones contra el Fiscal Francisco Azcue, el Juez Mario Figueroa y el oficial de policía Luis Ángel Duarte, y por ese motivo se lo imputó por otro delito: “coacción agravada”.
En dicha audiencia, José Arias, fiscal de la causa contra Mazaira por “coacción agravada”, había fundado el pedido de prisión preventiva haciendo escuchar extensos audios de WhatsApp, donde, a su entender, quedaba más que claro que el acusado había subido el video a las redes para impedir que “el juez y el fiscal hagan lo que tienen que hacer”.
Es más, según Arias “la idea del video, primigenia, era hacerlo, mostrárselo privadamente a Azcue para que desista de todo su accionar, antes de darlo a publicidad”. Además, Arias explicó que “el accionar de Mazaira tiende a debilitar las instituciones, a debilitar el normal desenvolvimiento de la administración de Justicia, ataca la figura del Fiscal y del Juez, en sus roles”.
“No estamos hablando de cuestiones personales sino de consecuencias de un accionar por un rol, y esto es lo grave, y también el propósito de tratar de obtener un beneficio, sea para la Negra (en referencia a Elsa Lacuadra, dueña del prostíbulo), reduciéndole la pena, u obteniendo la libertad, o sea para él, que lo desvinculen de la causa, que le den la libertad, que le saquen al juez, que le saquen al fiscal”, continuó el fiscal.
Cada audio de Mazaira que Arias ofreció como prueba duraba fácil 5 minutos. Lo menos que decía es que mediante videos en las redes iba a “volver locos” a Azcue, Figueroa y Duarte.
Tras hacer escuchar esos audios, Arias fundamentó el pedido de 90 días de prisión preventiva: “No hay mella en la imputación para entender y analizar la cuestión, desde el punto de vista de la afectación al desenvolvimiento de la función pública. Es muy importante este concepto. El funcionario, en la medida en que ve afectada su integridad, su honor, su integridad física, puede verse compelido a no hacer lo que tenga que hacer, y eso es el propósito de la intimidación pública que hizo Mazaira”. Asimismo, “los peligros procesales son claros, porque están en juego no solamente el honor ni la afectación del sistema de justicia, sino también la seguridad personal de una de las víctimas de este caso, que es el fiscal Azcue” argumentó Arias.
A modo de conclusión, el representante del Ministerio Público fiscal señaló que “los peligros procesales son riesgos de impunidad, que tienen dos caras. Una es la fuga y otra el entorpecimiento, pero siempre lo que se busca es impunidad, u hostigando al funcionario, tal como lo hace, o ya prometiendo, no al funcionario sino a un tercero, le promete lo que va a hacer contra el funcionario a nivel físico, y por eso es imprescindible, necesario y proporcional el dictado de la prisión preventiva hasta que la causa sea elevada a juicio oral y entiendo yo que la vamos a prorrogar hasta que caiga una sentencia y por eso vuestra Señoría voy a solicitar el término de 90 días de prisión preventiva, sin que mengüe el pedido que el mismo ya se encuentra privado de libertad en la causa principal, por otra disposición. Cada proceso corre separadamente, tiene sus propios riesgos procesales, y acá con claridad se advierte que Mazaira está dispuesto a todo con tal de lograr su impunidad”.
La Defensa
A su turno, el defensor oficial Martín Clapier le endilgó al fiscal Arias “mala fe procesal” porque –según dijo- no había tenido acceso a los audios antes de la audiencia y, por ende, no había podido preparar la defensa.
Esta afirmación fue desmentida por el fiscal Arial quien replicó con que “de ninguna manera es así, el día 17 de septiembre, el jueves pasado, yo remití el legajo a la defensoría, a tal punto de que tengo acá la constancia, está el sello del doctor Clapier, no está firmado. Entonces, claro, ahora dice que no lo vio, pero el legajo estuvo en defensoría desde el jueves 17 hasta hoy a la mañana que lo reclamé para que me lo devuelvan para la audiencia”.
Clapier comenzó a desplegar su estrategia defensiva sosteniendo que el pedido de prisión preventiva había sido a destiempo, para luego pasar a citar como ejemplo una reconocida causa a nivel nacional.
Clapier procuró probar que los audios de Mazaira eran “equívocos” y no “unívocos”, además de reprocharle una y otra vez al Ministerio Público Fiscal que estaba invadiendo la privacidad de su defendido, ya que sus dichos no habían sido públicos sino dirigidos a sus hermanos y a su círculo de amistades.
Luego el defensor se adentró en un terreno minado al darle algún crédito al pasaje del video de Mazaira donde acusa a Azcue de connivencia con su tío, el abogado Juan José Buktenica, para perjudicar a determinadas bandas de narcotráfico en beneficio de otras para que ocupen su lugar. Acusación que Arias había refutado aclarando que Azcue no tiene causas por narcomenudeo.
Clapier también se atrevió a dar vuelta la argumentación sobre el celular que el propio Mazaira en un audio confiesa haberlo enterrado, cuando en el video que subió a Facebook dice que lo pudo conservar gracias al pago de un soborno a los funcionarios.
El defensor de Mazaira buscó luego probar que el video del acusado no configuró propiamente una “amenaza” ya que “no le mandó el video a Azcue o al juez de garantías. Lo subió en sus redes sociales, en su grupo particular de amigos y conocidos de Facebook. Quien se inmiscuye en la esfera privada de mi asistido es el Estado que comienza a investigar y hacerse noticia de esos videos”, argumentó Clapier.
La última carta de Clapier fue hacer notar que para que haya intento de entorpecimiento en la causa por “coacción agravada”, Mazaira debería amenazar con golpear a Arias y no a Azcue: “Este entorpecimiento es abstracto, es equívoco, porque para traer de plano que habría entorpecimiento en esta causa de coacciones, Mazaira tendría que estar hablando del doctor Arias en los audios, coaccionándolo al doctor Arias.
La resolución del Juez Francisco Ledesma
El Juez de Garantías 2 Francisco Ledesma pidió un cuarto intermedio y retomó la audiencia al otro día, el martes 22 de septiembre, a las 10 de la mañana, para dar a conocer su veredicto.
Aunque usando otras palabras, Ledesma compró todos y cada uno de los argumentos del defensor Martín Clapier. Sobre el final, antes de anunciar que rechazaba el pedido de prisión preventiva, se lo escuchó decir: “Entiendo que en este caso, Mazaira no tiene posibilidad de obstaculizar, resta una sola prueba (el peritaje a un celular), se pueden disponer otro tipo de medidas, pero en este estado entiendo que no me alcanza a convencer, no resulta proporcional el tiempo que ha pedido el señor fiscal de 90 días, me parece excesivo, más allá de que entiendo de que no hay una prognosis de que exista esa grave sospecha de entorpecimiento para poder disponer una medida tan gravosa, como la solicitada por el señor fiscal, entendiendo que en este estado no corresponde”.
Antes de arribar a tal conclusión, había comenzado por considerar “mínima” la probabilidad de que Mazaira haya sido autor del delito de “coacción agravada” contra el policía Duarte y el juez Figueroa, y apenas un poco más que mínima contra el Fiscal Azcue.
Sobre la presunta amenaza contra Figueroa, a la hora de restarle importancia, Ledesma argumentó que su colega magistrado no se sintió intimidado, al punto que le revocó la “domiciliaria” a Mazaira y lo mandó a la UP3, en la otra causa, por la venta del acoplado y la asociación ilícita. “De hecho incluso el doctor Figueroa ha sido quien ordenó diferentes medidas en esa causa, está vigente una prisión preventiva dispuesta por este juez”, dijo.
Ledesma deslizó también un argumento fuera de lo común en el ámbito jurídico para desestimar la prisión preventiva pedida por Arias, al dar a entender que no hacía falta porque ya está preso por otro delito, cuando, se supone, que cada causa tiene sus propios riesgos procesales que justifican las medidas cautelares correspondientes.
La “sugerencia” del Juez
Tal vez lo más punzante de Ledesma fue cuando no se privó de “sugerirle” en dos ocasiones, como al pasar, al Ministerio Público Fiscal, que, además de investigar a Mazaira, también investigue a Azcue y Duarte.
Ledesma explicó que no encontró vestigios de “peligro de fuga” de Mazaira, salvo la pena en expectativa, de 3 a 5 años. “Otro peligro de fuga no encuentro. Mazaira tiene arraigo. Tiene esposa, un trabajo, un comercio, de manera tal que difícilmente podría atacarse el arraigo”, esgrimió.
Respecto de la posibilidad de que Mazaira entorpeciera la investigación, la otra razón que validaría la prisión preventiva, Ledesma la desestimó de plano.
En síntesis, para Ledesma hay mínimos indicios de que Facundo Mazaira Silveyra haya cometido el delito de “coacción agravada” con sus viralizados videos, y no hay asomo de “entorpecimiento” en su confesada intención de “cagar a trompadas” al fiscal Azcue.