En este marco, las puertas de la Casa del Carnaval se abrieron a partir de las 8.30 horas, pero la gente comenzó a formar fila de espera antes de la 5 de la mañana, extendiéndose durante las primeras horas de la jornada desde calle Urquiza y Alberdi hasta calle Entre Ríos.
Esta situación causó que las personas que estaban aguardado, en algunos casos por más de cinco horas al rayo del sol para poder ser atendidos, comenzarán a protestar y a fastidiarse formándose un ambiente de insultos y discusiones.
El público solicitaba en su reclamo que “fueran un poco más rápido y efectivos”, hasta muchos de ellos lamentaban “lo vergonzoso que era la organización de la venta”, generando situaciones de tensión; sin contar los infaltables “avivados” que aprovechaban el amontonamiento para no respetar los lugares.