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La emergencia sanitaria provocó que la mayoría de las actividades recreativas y de esparcimiento sean interrumpidas indefinidamente. Esta situación impactó de manera negativa a la economía de los grandes complejos turísticos de la ciudad, por lo que, en el caso del complejo Vertientes de la Concordia, incluso se analiza reconvertir su servicio y comenzar a industrializar el agua termal.

Al respecto, el encargado de la empresa que tiene la concesión del complejo termal Vertientes de la Concordia, Edgardo Fernández, explicó que su panorama “no es alentador” porque “nosotros tenemos la mala suerte de estar en un rubro en el que vemos un horizonte muy lejano” cuando se trata de retomar las actividades.

Este complejo turístico se encuentra cerrado desde el 12 de marzo, sin la posibilidad de generar ingresos, lo que supone una situación “muy difícil de atravesar” ya que, según las palabras de su encargado, “mantener el complejo es muy costoso porque tenemos un gasto fijo muy grande”.

Fernández destacó que “con la Cooperativa Eléctrica tenemos un contrato de potencia contratada, que serían entre $300.000 y $400.000 mensuales de energía, con las luces apagadas”. Sin embargo, desde la empresa “no lo estamos pagando directamente, porque priorizamos pagar los sueldos de nuestros empleados, que también se suman a los gastos de mantenimiento del complejo". Cabe remarcar que el predio "tiene una capacidad para 1000 personas, muchos bungalows, cabañas, hotel, hostería, tenemos 12 piletas y a todo hay que mantenerlo, porque no se puede dejar”, puntualizó Fernández.

Precisamente, Vertientes de la Concordia cuenta con aproximadamente 50 empleados y, según las palabras de Fernández, “contamos con la ayuda del gobierno que paga parte del sueldo de nuestros empleados, porque todos aplican para el programa de ATP”.

Desde su posición, Fernández reconoció que “nosotros sabemos que estamos en la cola de todo, que esto depende de los permisos de la nación y no podemos pretender que nos den algo, porque entendemos que es imposible, porque es malo para el resto, pero es muy difícil enfrentarlo. Al mismo tiempo, ponderó que “nosotros nos proponemos todos los días no echar empleados, no suspender, nada y hasta ahora, lo hemos logrado, hemos pagado los sueldos en tiempo y forma, no hemos suspendido, no hemos despedido a nadie”, porque “nosotros somos una familia, tenemos empleados hace más de 20 o 25 años y acá cada uno es una persona, no un número”.
Adaptarse para sobrevivir
Sin embargo, Fernández aclaró que “este es nuestro mes límite, nuestro mes de quiebre” porque “ya el mes que viene se nos va a complicar y vamos a tener que tomar medidas diferentes a las que venimos tomando, ya que llegamos al fondo y la alcancía tiene una cantidad determinada que cuando se acaba, se acaba”.

De esta manera, Fernández explicó desde la dirección del complejo “estamos tratando de ver otras opciones” para salir adelante y “una de ellas es industrializar el agua, embotellarla y comercializarla para un consumo de hogar”.

Esta idea surgió “porque es una opción para seguir manteniendo un complejo turístico” de esta magnitud. No obstante, Fernández reconoció que “este nunca fue nuestro negocio, por lo que trataremos de realizar una planta de envasado en el predio para continuar con las actividades sin echar gente, además de agregar y ofrecer algo nuevo a Concordia, al complejo y a la gente que nos visite”.

Es así que desde Vertientes de la Concordia “queremos brindar la posibilidad de tomar agua termal, que es absolutamente potable como agua mineral natural” para lo que “ya tenemos los estudios y los análisis hechos, pero depende un poco de lo que decida el municipio” subrayó Fernández.
Fuente: Programa Tarea Fina (Radio Ciudadana)