Generalmente, Julio reconoció que “a todos -sus pasajeros- los hago sentar atrás”, pero esa noche “era tan estrecho el lugar” del punto de encuentro que esta persona” se subió en la parte de adelante”.
Según sus palabras, era “un muchacho de unos 20 y pico, muy consciente de la situación, que en un momento me dice ‘dale viejo entrégame la billetera’ y me agarró el celular que utilizó para trabajar; yo vuelvo a agarrar el celular y fue entonces cuando mostró el arma”.
“Fueron dos disparos; el primero lo sentí porque fue un fogonazo caliente en la pierna” recordó Julio y destacó que “después fueron varios martilleos, porque gatilló, pero los disparos no salieron”, a pesar de que “el último me pegó en la otra pierna”.
En ese entonces “yo buscaba algo contundente para pegarle, para defenderme, pero -al mismo tiempo- el auto se me venía para atrás y yo quería pararlo”. Mientras tanto, el delincuente “fue a dar la vuelta por la parte de adelante para sacarme la plata, porque yo en ningún momento se la di”.
Actualmente, Julio se encuentra imposibilitado para seguir trabajando y “yo soy el sustento de mi familia, vivo de esto”. Según detalló, ahora “tengo que hacerme unos estudios para ver el daño que me causó la munición”.
Finalmente, el hombre valoró que “los hechos de inseguridad” en su sector “habían descendido” y recordó que “los mismos oficiales de la octava” que atendieron la situación “me dijeron ‘veníamos bien’, porque habían pasado cosas menores como arrebatos, pero no de esta magnitud”.