
Horas más tarde, la tragedia coordinada se trasladaría a Concordia, ciudad en la que vivían dos de los hijos más influyentes del que había sido el primer presidente de la Confederación Argentina.
De acuerdo a lo que relatan las crónicas históricas, el primero en ser abordado fue el coronel Waldino de Urquiza, Comandante de las Milicias y jefe militar de toda la extensa región que abarcaba el área de Concordia.
Waldino fue tomado prisionero en su propia casa, que quedaba donde luego se levantó el Hotel Colón, en la esquina de la plaza 25 de Mayo, al lado de la actual Jefatura del Policía y donde hoy funciona un café bar.

Luego de este primer crimen, un grupo de los que participaron de la captura de Waldino caminaron algunas cuadras hasta el hotel que estaba sobre calle Entre Ríos, entre Quintana y Alem, propiedad de un vecino que era oriundo de Uruguay, de apellido Aberatury.

También, de acuerdo a los relatos históricos sobre aquellos sucesos, la llegada de los hombres que habían estado en la traición a Waldino era la señala que estaban esperando los supuestos amigos de Carmelo, quienes se abalanzaron sobre él y lo asesinaron a pólvora y puñaladas.
En este caso, se supo que el cadáver fue atado a un caballo y arrastrado hacia el poniente, por lo que hoy sería calle Aristóbulo del Valle y dejado sobre la orilla del Yuquerí Grande, donde fue encontrado varios días después.
Placa recordatoria
Como documento de lo ocurrido en esa propiedad de calle Entre Ríos, el estudio de arquitectura Bastistella, que hoy funciona en ese lugar, colocó una placa donde se destaca que dicha construcción “aún se conserva como cuando fue levantada allá por el año 1857” y que “fue protagonista en uno de los hechos históricos más importantes de la ciudad de Concordia”, por el crimen ocurrido el 11 de abril de 1870.Allí se precisa que, “en la fecha mencionada, siendo aproximadamente las 22 hs. en la casa de Aberatury (justo al lado de esta propiedad), se encontraba Justo Carmelo de Urquiza entregado a su acostumbrada partida de naipes, rodeado por los que creía sus amigos”.

Luego de eso, “los asesinos, después de cerciorarse. de su muerte, lo envuelven con la lona de un catre, y para no despertar sospechas, lo sacan por esta propiedad”.
Como dato fuera de la rigurosidad histórica, en la mencionada placa se afirma que “en los fondos de esta casa, se pueden ver hoy los fantasmas sin consuelo, de los que participaron de esta traición”.
Con respecto a la autoría de los tres crímenes, el caudillo López Jordán se declaró responsable de la revolución, pero no de los asesinatos. Tampoco hubo por parte de la ciudadanía en general mayores protestas. Incluso la Legislatura de entonces nombró gobernador al mentor del levantamiento y gran parte de la ciudadanía acompaña al caudillo en las batallas de la pregonada “defensa de la Soberanía de la Provincia", que fue aplastada por las fuerzas nacionales de Domingo Faustino Sarmiento, en el año 1873.