Según detalló el dueño del lugar, una turista comió y se percató "de que la decoración en las mesas son botellas y sifones pintados". Fue así que tomó "un sifón y al darlo vuelta ve que dice SODA SÁNCHEZ”, por lo que "automáticamente manda la foto a sus amigos", narró Lapiduz.
Recuerdos de familia
Quién recibió la foto "era hijo de Sánchez, el dueño de la fábrica de soda, allá por el 1950", agregó el empresario gastronómico. Al rato, puntualizó, "suena el teléfono del restaurante y Juan Carlos cuenta al encargado que ese sifón perteneció a la fábrica hoy ya cerrada de su familia".Fue allí que preguntó si se lo podían vender. Lapiduz - al ser consultado - respondió que "si es capaz de venir desde Buenos Aires a buscarlo y come en nuestro restaurante, ese sifón no tiene costo: se lo regalamos".
Y así fue, concluyó el concordiense, que el pasado "viernes Juan Carlos llegó a El Ciervo, compartió una cena con nosotros y se volvió a Buenos Aires con ese hermoso sifón que perteneció a la fábrica de su familia".