“Estoy muy contento por todos los saludos, por toda la gente que nos hace llegar sus mensajes y su cariño en este día para los boxeadores. Es un día normal de entrenamiento para nuestra disciplina”, manifestó este lunes en diálogo con ANÁLISIS DIGITAL, a propósito del Día del Boxeador Argentino. Un 14 de septiembre de 1923, Luis Ángel Firpo perdió en el Polo Grounds de Nueva York ante Jack Dempsey luego de haberlo sacado literalmente del ring, suficiente para que aquella legendaria e injusta caída del Toro Salvaje de las Pampas se instalara en la memoria popular.
Al igual que a muchos jóvenes, el deporte de las narices chatas le dio al concordiense enseñanzas que van más allá de meros golpes, movimientos y disciplina. Según él, la lista supera las márgenes del cuadrilátero. “El deporte de los puños es muy noble, más allá que uno sube al ring a querer ganar y golpear a un rival, es algo noble, respetuoso. Es un arte. A cada uno que quiera practicarlo tiene que hacerlo de corazón y con amor. Es un deporte hermoso. Les diría que sueñen desde que se inician porque los sueños están para cumplirse y hay que luchar para cumplirlos”, consideró.
“Más allá de lo deportivo, el boxeo me ha dado muchas alegrías y tristezas. He conocido otros países, lugares que he visto por la tele; playas y hoteles que jamás imaginé conocer. Pero más allá de todo eso, me dio grandes valores e hizo que conociera excelentes personas, a quienes respeto mucho. Agradezco también a mi entrenador Roberto ‘Carita’ González por haberme inculcado su sabiduría en el deporte de los puños y a través de eso conocer y tener toda la experiencia que tengo. Estoy agradecido eternamente a él por todo eso, completó sobre las virtudes del pugilismo.
Desde hace más de un año, el 8 de septiembre de 2019, el entrerriano decidió dejar atrás una fructífera carrera como amateur para ser profesional. “Estoy muy contento por cómo inicié esta etapa, con tres victorias por nocaut sobre la misma cantidad de peleas. Voy a tratar de mantenerme en ese nivel”, contó desde su ciudad natal, donde se encuentra “entrenando y viendo las posibilidades para pelear y salir afuera para hacer algo más por el deporte de los puños”.
De todas maneras, no se olvida de todo lo que logró lejos del campo rentado, como parte de la selección argentina Los Cóndores, como cuando se dio el gusto de clasificar a Río 2016. “Estoy muy contento y orgulloso de haber vivido una experiencia única en los Juegos Olímpicos, estar junto a deportistas que no imaginaba conocer personalmente porque solo los había visto por la tele: jugadores de básquet, fútbol, tenis. Cruzarlos ahí y que me saluden como a uno más, que nos vayan a ver pelear o nosotros actuar a ellos. Estoy muy contento, orgulloso y agradecido por esa oportunidad que tuve de estar en la cita más importante del deporte amateur”, valoró.
Consultado por sus antiguos compañeros en el representativo nacional, Blanc destacó la parte humana: “Formamos un lindo grupo en la selección, fui el último en clasificar y tengo muy buena relación con mis excompañeros de Los Cóndores. Tengo contacto con cada uno de ellos y cada vez que nos reencontramos recordamos muy buenos momentos que vivimos en cada experiencia, viaje y país que visitamos. Estoy muy contento y agradecido porque el boxeo me dio esas amistades de selección”.