La estructura se forjó a través de bases sólidas. El proceso y compromiso al trabajo hizo que el grupo se vuelva ganador. No perdió ningún juego pero tuvo que esperar hasta el último para festejar. La categoría M2 de Los Espinillos del año 2012 fue un ejemplo al crecimiento y a la diversión. Sí, porque era un grupo que se divertía dentro y fuera de la cancha.
“Felicitaciones a todos los chicos que nos regalan una sensación de felicidad y orgullo enorme a todos los que formamos parte de este querido club”, fue lo que expresó el domingo 14 de octubre del 2012 en el Facebook oficial de Los Espinillos cuando la imbatible M2 del club concordiense se coronaba campeón del Torneo Provincial de Rugby.
COPA DE ORO
Después de ganar la fase regular de punta a punta el elenco dirigido por Cristhian Fernández y Pablo Valiente clasificó a la Copa de Oro en la que derrotó a Jockey de Gualeguay 39 a 12, a Federal Rugby 12 a 8 y en el último partido jugado en San Jaime se impuso ante San Martín por 12 a 10. Luego del último juego y tras la derrota de Federal ante Jockey, Los Espinillos gritó: campeón.
“En la última fecha jugamos los dos partidos en paralelos y una vez que le ganamos a San Martín lo llamo al entrenador de Federal y me cuenta que habían perdido y ahí comenzó la fiesta que culminó con la llegada nuestra a Concordia”, contó Cristhian Fernández.
“Contra San Martín fue un partido durísimo. Me acuerdo que faltaban 10 minutos y Sebastián Albornoz (Caramelo) que estaba jugando de octavo se levanta por el ciego, toma una marcha y lo habilita a Cristhian Sampietro que se corta y cuando va llegando a apoyar el try un jugador local le hace un tackle alto y el árbitro cobra try penal. Pateamos a los palos y quedamos arriba en el marcador”, relató Fernández.
Luego el coach agregó: “Después de la conversión nos tocaron 7 minutos que fueron infinitos de pura defensa en donde el equipo se hizo fuerte. Realmente fuimos justos campeones, le ganamos a todos los equipos y los chicos se divertían dentro de la cancha”.
Otro que recordó la final fue Guido Ceballos integrante del equipo campeón que contó al último juego lo disputaron con un equipo prácticamente remendado por eso la alegría fue doble. “Muchos de los chicos que eran titulares se habían ido de viaje de egresados a Bariloche por eso nuestro entrenador no pudo repetir el mismo equipo que venía jugando. Uno de los que ingresó en los 15 fue Marcos Kremer que junto a su hermano Matías jugaron en el centro de la cancha”, destacó.
Si bien, el nuevo jugador del Stade Français, era categoría M1, por su porte físico y sus características también jugaba para M2. “Constancia, actitud y destreza física eran las cualidades que Marcos demostraba en sus inicio”, manifestó Pablo Valiente. A su vez, Fernández añadió: “Aportó un grano de arena enorme por ser de otra categoría (M1) le sumó polenta, actitud y garra al grupo”.
DUPLA TÉCNICA: FERNÁNDEZ - VALIENTE
“Trabajar junto a Pablo fue excepcional, nos complementábamos muy bien. Él se encargaba de toda la parte administrativa de los chicos y yo de lo deportivo. Siempre nos manejamos con la misma línea, teniendo en cuenta la asistencia a la hora de armar un equipo y siempre tratando de ser justo para armar una lista”, expresó el actual entrenador del plantel superior de Los Espinillos.
Por su parte, Valiente, dijo que “Con Cráneo (Fernández) éramos diferentes a la hora de pensar y actuar pero coordinábamos de la mejor manera. Nos basamos en las prácticas semanales y apelábamos al compromiso y comportamiento de cada chico”. Por último dijo: “Cristhian es un gran amigo y conseguir ese título juntos fue un hecho que no se nos borrará jamás”.
Muchos de los jugadores en la actualidad viven realidades diferentes: algunos son profesionales, otros juegan en el plantel superior de la institución concordiense y de la misma manera hay chicos que dejaron de jugar. También está presente el caso de Sebastián Albornoz, que desde el cielo, marca el camino de cada uno de ellos. El campeonato de la categoría M2 del 2012 será una marca registrada que quedará sellada de por vida en Los Espinillos. Vivieron el sueño del pibe: salir campeones con sus amigos en el club que los vio crecer.