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Al cumplirse un año de la final histórica que tuvo como principales protagonistas a los dos equipos de Concordia: Los Espinillos y Salto Grande, el “rojo” lo celebrará a todo color. La fecha fue emotiva y especial ya que el equipo de Cristian Fernández se consagró campeón por segundo año consecutivo del torneo provincial en un enfrentamiento definitivo que tuvo por primera vez a dos clubes de la ciudad.

LA FINAL HEROICA
Estalla el corazón de felicidad. Estamos todos corriendo a abrazar a Cristian Fernández y a sus jugadores, a los líderes de esta conquista histórica para la institución, histórica para la ciudad. Abrazamos la copa del Torneo Desarrollo Provincial. Abrazamos el Bicampeonato.

Una aventura que empezó a los tropezones pero con la marca de la humildad y del sacrificio de este grupo de jugadores que entendió que el club estaba por encima de los nombres propios. Que entendió que si no se podía jugar con precisión se tenía que meter el corazón.

Un equipo que no abandonó, que dejó cosas de lado para transitar este hermoso camino. Un camino con mucho polvo, con muchas adversidades que tuvieron que sobrepasar pero que con compromiso y respeto lo pudieron caminar hasta llegar a la conquista. Conquista que soñamos y que se hizo realidad. Realmente, tocamos el cielo con las manos y las estiramos bien alto para que todo Entre Ríos vea la hermosa copa que ganamos.

EL GPS DEL CAMPEÓN

Luego de obtener el campeonato en el 2018, Los Espinillos comenzó a circular un nuevo torneo que contó con un formato diferente. Se dejó atrás el famoso “todos contra todos” y por cercanía geográfica el certamen provincial se dividió en zonas. Club Salto Grande de Concordia, Club Curiyú de Chajarí, Club Parque de Villaguay y Club San Martín de San Jaime junto al “Rojo” fueron los que integraron la Zona 3.

En la previa se sabía que la vara estaba alta y el objetivo fue sostenerla. El debut en el campeonato fue de visitante ante Salto Grande con una contundente victoria para el equipo de Cristhian Fernández por 20 a 14. Luego llegaron los triunfos ante San Martín (30-17), Curiyú (0-31) y Parque (13-47).

Líder absoluto de la Zona 3 en la primera parte de la fase preliminar. Después de obtener una nueva victoria ante Salto Grande, en este caso en el Club Regatas por 20 a 15, Fernández decidió jugar los tres últimos partidos con un mix de titulares y suplentes para darle rodaje a toda su plantilla.

Efectivamente los nombres no fueron un problema para el coach porque el equipo respondió de gran manera ya que ganó los tres juegos posteriores contra San Martín (13-33), Curiyú (17-16) y ante Parque (87-0). “La concentración y la disciplina fueron los puntos que nos permitieron lograr el primer objetivo que nos planteamos. Estamos muy contentos por la clasificación a la Copa de Oro”, fueron las palabras del líder de forwards, Federico Herrera, posterior a la clasificación.

LA COPA DE ORO

Los mejores equipos del Torneo Desarrollo Provincial se iban a ver las caras. Uno solo se llevaría el título. Los clasificados fueron Camatí de Viale y Echagüe de Paraná (Zona 1), Colón y Central Entrerriano de Gualeguaychú (Zona 2) y Los Espinillos y Salto Grande (Zona 3). El “Rojo” era fiel candidato ya que finalizó invicto en la primera rueda con 37 puntos tras cosechar 8 victorias.

Se acercaba el comienzo del “Final Six” y al equipo de Fernández le tocó bailar con la más fea: las lesiones. Jugadores indiscutidos del XV inicial quedaron afuera de la concentración para el debut de la segunda rueda por lesiones musculares. Uno de ellos fue el capitán Joaquín Berloni que en la previa del cotejo ante Central Entrerriano dijo: “Estamos bajoneados por no poder colaborar dentro de la cancha pero con el pensamiento de sumar nuestro granito de arena desde donde sea”.

Gualeguaychú fue el destino para que Los Espinillos ponga primera en la Copa de Oro. Precisamente el trayecto final comenzó en la ciudad donde dio la vuelta en el año 2018. En este caso, Central Entrerriano fue el verdugo para los de Concordia porque ganó el juego por 19 a 5. No fue la mejor tarde y el invicto se esfumó.

“Perder en estas instancias decisivas no es bueno pero esto recién empieza, aún nos faltan cuatro partidos y el grupo va a dar batalla hasta el final. Nuestro equipo está más unido que nunca, hay que dar vuelta la página y pensar en lo que se viene”, fue lo que expresó Julio Domínguez una vez que el “Rojo” arribó a su ciudad.

La derrota fue un punto de quiebre pero había que barajar y dar de nuevo. No había margen de error y de relajación. “La semana posterior fue durísima tuvimos que presentar un empujón de carácter y de personalidad muy grande. El equipo nunca se había enfrentado a esta situación de perder de esa forma y en una instancia definitoria. Me quedó marcado la demostración de unión que tuvo el grupo después de perder”, señaló Federico Herrera.

Colón fue el segundo contrincante para Los Espinillos. Precisamente se enfrentaban los últimos dos campeones del Torneo Desarrollo Provincial. El “Rojo” se coronó en el 2018 en la Zona Campeonato mientras que los colonenses lo hicieron en la Zona Promoción.

Ambos equipos habían perdido en la primera fecha y en la antesala los dos sabían que el que perdía quedaba fuera de la lucha por el torneo. “Siempre tuvimos un perfil bajo y por seguir ese camino pudimos conseguir los objetivos. Hermandad es la palabra que nos caracteriza”, manifestó Maximiliano Benítez antes de comenzar el cotejo en el Club Regatas.

Nunca lo den por muerto a Los Espinillos. El claro ejemplo fue el partido ante Colón. El campeonato se les escapaba, iban perdiendo por 12 puntos en el global pero por una buena generación de juego de sus backs y una amplia resistencia de sus forwards pudo dar vuelta el tanteador cerrando el partido en 27 a 25. Juan Andrés Ruiz se vistió de héroe y en la última jugada ganó el encuentro.

“La batalla con Camatí será dura ya que presenta un packs de forwards fuerte. Trabajamos el aspecto defensivo para contrarrestar las virtudes del rival. Ambos necesitamos ganar y sabemos que será un encuentro atractivo”, anticipó Cristhian Fernández antes de viajar a Viale. Último viaje del año, últimos kilómetros recorridos.

Qué packs de forwards tuvo el “Rojo”. Qué línea pareja sin alivio. Nunca lo dejaron a pie al equipo en ningún momento del torneo y cuando tenían que aparecer a demostrar sus habilidades lo hicieron. Garra, polenta y lucha demostraron en Viale. Partidazo, con todas las letras escritas en mayúscula de los famosos gordos. Los Espinillos ganó 18 a 17 y el camino al título cada vez estaba más claro.

“Los forwards jugaron un partido espectacular, ganaron los scrum y llevaron al rival a cometer penales en una faceta importante del juego. En el line-out tenemos que seguir puliendo errores pero el partido de los “gordos” fue increíble”, acotó Guido Ceballos quien marcó el trabajo perfecto de sus compañeros.

Los Espinillos por primera vez en el “Final Six” trepó a la punta pero no en soledad sino que compartida. Central Entrerriano también lideraba con 9 puntos mientras que Salto Grande asomaba con 8. Próximo rival: Atlético Echagüe de Paraná.

Si bien, el rival era Echagüe la cabeza estaba puesta en Salto Grande. ¿Por qué? Porque desde lo numérico se podía dar algo histórico. Sí, tan claro como el agua. Si los dos equipos de Concordia ganaban cada uno su partido podría haber una final concordiense por el título. Por su parte, el “Hidroeléctrico” jugó ante Central Entrerriano.

Un líder debe tener el corazón en la cabeza. Y así fue que Tomás Burna se puso el equipo al hombro. 23 puntos sumó el apertura de los 62 que anotó el elenco dirigido por Cristhian Fernández. Por otro lado, los de Paraná jugaron un partido extraño y solo sumaron 12. A su vez, Salto Grande ganó su partido (15 a 12) y finalmente la final iba a tener a los dos equipos de Concordia.

“No es casualidad que el plantel juegue por segundo año consecutivo un partido decisivo por un título. Destacó el trabajo de Cristhian Fernández que es el motor de este grupo. La relación de cuerpo técnico y plantel es sana y existe un apoyo mutuo”, comentó Tomas Burna.

DUELO DE PASIONES

Creo que todos los que somos hinchas de un club nos hemos preguntado, más de una vez, por el origen y el tamaño del amor que le tenemos. A veces el cariño nace inconscientemente por un lazo familiar o también puede ser por una decisión automáticamente propia. Por una elección individual.

La verdad, no sé si existe otro terreno en nuestras vidas en el que amemos con lealtad o con constancia. El amor por los colores tiene entrega, tiene pasión y sacrificio, desvelo y perseverancia. Un amor que cuenta buenas y malas. Claro, porque también nos reporta muchos sinsabores, derrotas, frustraciones y desilusiones. Pero más son las alegrías por cualquier meta cumplida como la de poner un cerco, cambiar un foco, levantar una bandera o ganar un partido.

En la previa era difícil pensar que el último partido del Torneo Desarrollo Provincial se iba a dar con los dos equipos de Concordia: Los Espinillos y Salto Grande. Si bien, por méritos deportivos se lo merecían pero en los borradores no estaba escrito. El hincha iba a jugar un partido trascendental, iba a jugar su partido.

LA FINAL HEROICA

15 de septiembre, Club Regatas Concordia, 15:30 hs eran los datos precisos que todo el mundo del rugby provincial agendó durante una semana. Concordia se vistió de gala porque los dos equipos de la ciudad se medían por primera vez en la historia del Torneo Desarrollo Provincial en una final.

De a poco la catedral del rugby se iba tiñendo de colores. Banderas rojas, banderas azules y blancas flameaban en una tarde magnífica. Bombos y redoblantes por un lado. Trompetas por el otro y miles de simpatizantes con las camisetas de su equipo.

La terna arbitral completa en la mitad de la cancha. El Regatas ruge. Hay XV fieras en la cancha cerrando los ojos lagrimeados, después de ver un vídeo motivacional. Con los puños fuertes y con la garganta seca de tanto gritar en el banderazo. Son 15 personas las que estaban por representar al “Rojo”.

El partido se jugó con todos los condimentos de una final. Adrenalina, empuje y corazón. Jugar mal, o no jugar tan bien en realidad, no importaba. El objetivo estaba puesto en dar la vuelta, como sea y obtener el tan preciado Bicampeonato.

El paladar del campeón lo teníamos. Se necesitaban muchos huevos para estar donde estábamos nuevamente. Porque nos caímos, sufrimos, discutimos. Tuvimos que aceptar que no era un nombre el que se iba a llevar el premio, sino éramos todos. Tuvimos que aceptarnos como somos, que podemos ganar pero también perder. Pero que nuestro tan famoso “apoyo” iba a ser el que nos lleve a la cima.

La necesidad, las situaciones límites, unen a la familia si hay amor. Y, ¿cómo no va a haber amor en Los Espinillos? Amor puro. Amor del bueno. Amor por la historia. Amor por los que nos formaron. Amor por los fundadores del club. Amor por todos los que pasaron. Amor por los que ya no están. Amor por nuestro presente y por nuestro futuro.

Guido Ceballos después de una jugada elaborada de izquierda a derecha convirtió el primer try del partido en los últimos minutos del primer periodo. “Recuerdo que al momento de apoyar la pelota se me vino a la cabeza el trabajo que habíamos hecho durante todo el año”, afirmó el jugador.

El partido se abrió y la máxima incertidumbre pasó por cuantos try más iba a convertir el local. Los trompetistas no sabían para qué lado tocar, el “Rojo” empujaba y el sonido se esfumaba. Cayó el segundo try de la mano de Cristhian Sampietro que corrió en soledad hacia la H para apoyar la ovalada.

Se sentía el bicampeonato pero faltaba cerrar el cotejo. Maximiliano Faust, quien ingresó en el segundo tiempo, iba a ser el encargado de convertir el tercer try después de una espectacular jugada de Sampietro. La gente de Los Espinillos no paraba de alentar, el público estaba desaforado.

Y la frutilla del postre llegó con el try final que vino de la mano del mejor jugador de la Copa de Oro: Juan Andrés Ruiz. Se gritó con el alma. Se abrazaron todos. No importaba el que estaba al lado pero el trabajo estaba hecho. El partido estaba resuelto y Los Espinillos se consagró Bicampeón. Tomás Burna, quien había anotado 8 puntos a través de las conversiones tuvo en sus pies la última bola. Pateó y Ballesteros pitó el final del partido. 28 a 8 fue el score final para los dirigidos por Fernández.

Tocamos el cielo con las manos. Brindamos con la copa bien en alto. Miles de hinchas de Los Espinillos hermanados en el festejo más buscado. El grupo puso la cara por toda la provincia, fue al frente, con el alma teñida de rojo, con el pecho bien inflado y a base de obediencia, energía y sacrificio gritó CAMPEÓN. Gritó BICAMPEÓN.