Agrandar imagen
La pandemia del COVID-19 ocasionó que diferentes actividades deportivas se detengan, sin embargo, para deportes específicos como la equitación la gravedad del panorama fue mayor, debido al especial cuidado que requieren sus caballos.

En relación a este tema, teniendo en cuenta que las actividades del rubro podrían retomarse, según los últimos decretos gubernamentales, Alberto Sensever, presidente de la Subcomisión Hípica del Club Hípico Concordia y Secretario de la Comisión Directiva, explicó a Diario Río Uruguay que “este parate para nosotros fue muy importante y muy complicado de sobrellevar porque, más allá de la cuestión deportiva, en el medio hay un ser vivo, el caballo, que los días normales sale a trabajar, hacer deporte, ejercitarse y muscular” porque, prácticamente, el animal “es un deportista de alto rendimiento”.

Es así que, con la pandemia, los animales debieron “permanecer encerrados en un box de 3 metros por 3 metros durante la mayor parte del tiempo” cuando, habitualmente, lo utilizan solo para pernoctar. Sensever destacó que “esto ha traído a colación problemas como falta de musculación, edemas en las manos y en las patas de los equinos, problemas de dolores, la falta de trabajo, el encierro propio, pero gracias a la buena predisposición de nuestros cuidadores que velan diariamente por la salud de los caballos, los animales han podido salir del box para girar en círculos y descontraer sus músculos, moverse”.
Sin embargo, a pesar de ser un alivio para la situación de estrés de los caballos, “esto no es suficiente para mantener la buena calidad de vida y el bienestar del animal que se lograría con el trabajo diario, sumado al afecto y al cariño de sus propietarios, sino que es lo mínimo e indispensable” mencionó Sensever.

Todos estos cuidados se han visto interrumpidos por la emergencia de la pandemia, por lo que “nuestro primer protocolo ni siquiera solicitaba la apertura de la actividad deportiva, sino que solicitaba la habilitación de un vareo para que dos personas responsables se hicieran cargo de mover y hace trabajar a los caballos deportivos durante un tiempo determinado” agregó Sensever. Pero esto “no se pudo lograr porque la actividad se desarrollaría dentro del club que, hasta el momento, debía mantenerse cerrado”.

Por esto, el presidente de la Subcomisión Hípica del club dijo que “ha habido socios históricos del club que han tenido que retirar sus caballos de la institución para llevarlos a campos, a quintas privadas, espacios donde podrían llevar a cabo esta actividad”. Asimismo, lamentó que “el COVID-19 nos ha causado, como a todo el mundo, un enorme perjuicio” porque “no escapamos a las generales de la sociedad, pero es bueno visualizar que somos una actividad más de las que ha estado complicada y esperamos que, cumpliendo los protocolos adecuados, podamos empezar a poner la actividad en marcha” ya que “es muy importante cuidar el vínculo que mantienen los caballos con sus cuidadores para su bienestar”.