El Stade de France en Paríz espera por la próxima función, el viernes 20 de octubre, con el objetivo de definir a quienes se enfrentarán por la gloria máxima.
Cabe destacar que, actualmente, la Argentina ya es una de las cuatro mejores selecciones del planeta y en su plantel cuenta con el deportista concordiense, Marcos Kremer.
El partido
Durante los primeros diez minutos del encuentro, Los Pumas fueron dominantes; con posesión y control de pelota, con una voracidad ofensiva, acorralaron a los galeses en su campo. Hubo aproximaciones profundas, pero esa supremacía en el juego no se trasladó al marcador y, en la primera combinación de ataque entre Gareth Davies y Dan Biggar, concluyó con el Nº 10 de los Dragones Rojos debajo de los palos. Esa conquista envalentó al equipo europeo, que estiró la diferencia con un penal de su apertura.El seleccionado argentino se exhibió sentido por esa estocada, y recién sobre el epílogo del primer capítulo resurgió con su fervor. Nuevamente se gestaron situaciones peligrosas, que si bien no pudieron cerrarse en el in-goal, le permitieron a Emiliano Boffelli anotar con el pie para aproximarse en los números antes del descanso (parcial por 6-10).
En el reinicio de las acciones, el seleccionado argentino apareció enérgico y decisivo. Esa disposición le mostró otra vez dominantes, y con la puntería de Emiliano Boffelli dio vuelta el resultado en poco menos de diez minutos (acertó dos penales, y el segundo un “patadón” desde atrás de mitad de cancha). Sin embargo, una desatención en defensa, le permitió a Tomos Williams escaparse pegado a un ruck, apoyar el segundo try galés y nuevamente pasar a ganar (17-12 en favor de los británicos).
Sin embargo, la adversidad no doblegó a Los Pumas, que con determinación recurrieron a su corazón para ponerse de pie y hacer historia. En una secuencia consistente, la Argentina batalló con los forwards y a pura pitencia Joel Sclavi quebró el bloqueo rojo. Esa anotación y el acierto de Emiliano Boffelli volvió de dejar adelante el conjunto nacional (19-17), con una docena de minutos por delante. No había nada resuelto, y había que validar la superioridad. Y en ese pasaje surgió la integridad del equipo, la convicción de dejar todo por una ambición que siempre (desde hace tiempo) los inspiró.
Una auténtica imagen del sentir de este plantel lo dio Matías Moroni al volar como un superhéroe para sacar de la cancha a Louis Rees-Zammit a centímetros del in-goal. Esa salvada remarcó el convencimiento de todos, dentro y fuera de la cancha. El remate de este logro memorable tuvo como protagonista a Nicolás Sánchez, que adivinó una jugada galesa, interceptó un pase del juvenil Sam Costelow y corrió hasta el in-goal para asegurar el pasaje a las semifinales de la Copa del Mundo. Entrega, coraje y decisión para una conquista trascendental de un seleccionado que lucha por su sueño, y aún quedan dos compromisos.