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El 2019 fue un año especial para el concordiense Osvaldo Martínez Erazun. Logró recibirse como profesor de Educación Física y decidió ponerle punto final a su carrera deportiva, tras más de 20 años compitiendo en el alto rendimiento y por la Selección Argentina de Gimnasia Artística.

“El 2019 fue un año que tuvo de todo, literalmente de todo. No me dio respiro”, dijo Martínez Erazun a Diario Río Uruguay. Y contó que “fue un año donde me atravesaron todo tipo de emociones desde entusiasmo, motivación, alegría, bronca, tristeza”, así como también “sensaciones de injusticia, soledad, resignación” pero sumado “a una gran satisfacción y muchísima gratitud hacia cada situación y momento vivido. Un año en el que se presentaron vivencias que me ayudaron a madurar en muchos aspectos de mi vida”.

Para el deportista en el último año “culminé dos etapas muy importantes. La primera dándole fin a la carrera deportiva como gimnasta luego de 26 años de practicarla”, mientras que “la segunda fue recibirme de profesor de Educación Física”, resaltó y agregó que “son dos etapas que se cierran, pero que a su vez son el inicio de otras que serán igual o más enriquecedoras, pero quizás el hecho más significativo y que más me llenó el corazón, fue la despedida sorpresa que organizaron profesores, amigos, familia y ex gimnastas en Paraná, donde se complotaron para hacerme emocionar hasta las lágrimas y vivir momentos que van a quedar grabado en mí por siempre”.
Retiro
Consultado cómo fue el proceso para ponerle fin a su carrera deportiva, el concordiense indicó que “la decisión llegó antes de lo que mi cabeza y mi cuerpo tenían pensado”. Después “de mi segunda cirugía en el hombro izquierdo, el gran motor para recuperarme era volver a tener la posibilidad de representar a mi país. Hice un trabajo muy paciente e intenso, con consultas y seguimiento permanentes del equipo médico, tras casi 6 meses de haber trabajado muy fuerte logré recuperarme”.

De esta manera “volví a competir en dos selectivos nacionales con buen nivel y obteniendo buenos puntajes, pero sobre todo, sintiendo que me había encontrado con el tipo de gimnasia que me gusta hacer”, si bien “mi idea era continuar un poco más, pero se presentaron situaciones que me hicieron comprender que todos los ciclos en algún momento deben terminar y ese era el mío”. Subrayando que “luego de pensarlo, hablarlo mucho con mi familia y con otros gimnastas, tomé la decisión, se la comuniqué al entrenador y posteriormente a la Confederación”, además de tener la sensación y la tranquilidad de “habiendo salido adelante de una dura lesión, habiendo competido bien, disfrutado del deporte, sintiendo que hasta en la última serie que hice di lo mejor de mí y pude superarme. Agradeciendo poder cerrar de esa manera y estando bien para encarar otra etapa de mi vida”.
Más de 20 años en la Selección Argentina
Ante la pregunta de cómo vivió el proceso de ser parte de la Selección Argentina, el gimnasta detalló que “la verdad que me siento muy bien, muy satisfecho con todo, tanto de mi parte por la total entrega que di”, como así también “por el gran crecimiento de la gimnasia en la ciudad y en la provincia”.

A su vez recordó que “cuando comencé con la gimnasia nunca hubiera imaginado alcanzar lo que logré y menos aún si me remonto a los inicios, donde teníamos tres colchonetas, una tabla de pique, algún que otro colchón y no mucho más, donde la gimnasia en Concordia era un deporte anónimo, completamente desconocido. Y ver lo que es hoy, con el centro de entrenamiento, los aparatos importados de primer nivel, la importancia que fue ganando nuestra ciudad dentro del país y, sobre todo, el entusiasmo de las nuevas generaciones, me dan la certeza de que la decisión que tomamos hace varios años con mi papá fue la correcta”. Valorando que “haber representado tantos años a nuestro país es un gran orgullo y privilegio, pero haberlo hecho desde Concordia y habiendo comenzado con muy pocos aparatos de gimnasia y escasos recursos en general, es lo que lo hace aún más especial”.
Lo que le dejó la gimnasia
“Me llevó innumerables cosas, no sólo muchísimas experiencias, vivencias, momentos, la oportunidad de conocer personas increíbles, lugares bellísimos, el orgullo de representar a tu ciudad, tu provincia y tu país en el mundo ”, reconoció Osvaldo Martínez Erazun haciendo un balance de lo que la disciplina le dio.
Pero resaltó que “me enseñó a tener sueños y a trabajar sobre ellos para llegar a convertirlos en logros, me enseñó que el camino más largo y, a la vez, el más directo para lograrlos es el mismo, trabajar duro, esforzarse, perseverar, confiar y ser paciente en el proceso”.
A la vez “me enseñó que las adversidades no son otra cosa que pruebas para saber qué tan seguro estamos de lo que queremos. Que cuanto más complicado sea el camino, más se debe trabajar para sobreponerse y salir adelante”. También “me enseñó que las personas más valiosas son las que te acompañan en el silencio de las derrotas y en los momentos más oscuros nunca te dejan solo”.
Pero sobre todo para el concordiense “el deporte enseña, educa, el deporte es como un curso intensivo sobre la vida, es una escuela en muchísimos aspectos. Hay que vivirlo más allá de un resultado o un momento, sino abrir el panorama, porque nos puede cambiar por completo la forma de entender todo”.

Por último, se sinceró al decir que “deportivamente me hubiera gustado alcanzar una medalla en alguna copa del mundo o clasificar a los Juegos Olímpicos”, pero tampoco “me lo reprocho, di todo lo mejor de mí, tal vez no era para mí lograrlo. Siempre hubo circunstancias que no me permitieron llegar al 100% en esos momentos culmines, pero siempre lo intenté, me entregué por completo y eso es lo que me reconforta”.
El Osvaldo deportista que ya no está
Ante la pregunta de si extraña al Osvaldo Martínez Erazun deportista, el concordiense puntualizó que “sinceramente no, pero no porque no quiera esa versión de mí, sino porque siempre supe que eran momentos, que no siempre iba a ser gimnasta de alto rendimiento” y agregó que “todo lo que viví fue un sueño y di lo mejor de mí en ese recorrido, en todo este tiempo, y hoy asumo que ya no soy gimnasta de alto rendimiento”.
A su vez resaltó que “sigo siendo deportista y un amante de la gimnasia, la sigo practicando y también me permito hacer otras actividades que en su momento no podía, pero toda la exigencia, las ganas de superación, la tensión y todas las emociones que me generaba la competencia, hoy debo buscarlas y aplicarlas en otros ámbitos, en nuevos desafíos y renovarme”.
Su posibilidad de ir al CeNARD
En la amplia conversación con Diario Río Uruguay, Osvaldo Martínez Erazun recordó cuando tuvo la posibilidad de instalarse en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo. “Cuando tenía 20 años llamó el presidente de la Confederación Argentina de Gimnasia a casa ofreciendo la posibilidad de ir a vivir becado al CeNARD, lo cual hubiera sido, sin dudas, un gran salto para mi calidad de entrenamiento y crecimiento personal”.

Pero ante la propuesta junto a su padre, que en ese momento era el presidente de la Federación Entrerriana de Gimnasia, “decidimos que lo mejor para el deporte de la ciudad era permanecer acá en Concordia. Darle la posibilidad a que el proceso que veníamos haciendo continúe, permitiendo tener desarrollo como gimnasta y posibilitar el crecimiento del entrenador Guillermo, que al tener un gimnasta de alto rendimiento tendría acceso a capacitaciones de mayor nivel”, como así también "a la posibilidad de ir recibiendo mejores aparatos debido a los rendimientos, que se vaya generando un crecimiento general del deporte y que comience a reconocerse el buen trabajo que se venía haciendo en Concordia”. Es por eso que “hoy me siento muy bien, muy tranquilo, siento que soy un eslabón importante en este proceso y que mi paso por la gimnasia aportó mucho para el lindo presente que vive nuestra Federación Entrerriana de Gimnasia”, teniendo en cuenta que “las nuevas generaciones ya desde temprana edad pueden formarse en condiciones óptimas.