“Mi historia es un poco larga de contar, son más de 7 años de básquet, muy difíciles en los que pasé por muchas cosas, pero el que se rinde es el que pierde y a pesar de las dificultades hay que seguir”, así comienza la carta de Antonella Peñalber, una joven basquetbolista de Concordia pero que tuvo que entrenarse en Concepción del Uruguay.

La integrante de la selección Pancho Ramírez, que terminó subcampeona del Entrerriano U15, contó que sus comienzos fueron en el Club Estudiantes. “Un club al que le tengo mucho cariño y mi primer profesor fue Héctor "Carita" Aranda, a quien también le tengo mucho cariño y le agradezco todo lo que me enseñó, porque fue quien me introdujo en este hermoso deporte y siempre me incluyó, nunca me dejó afuera por el hecho de ser mujer”, señaló.

Luego, Antonella continuó contando sobre su entrenamiento remarcando que “pasé por casi todos los clubes de Concordia, Estudiantes, Salto Grande, Hípico, Capuchinos y actualmente soy jugadora federada del Club Tomas de Rocamora de Concepción de Uruguay, pero como es muy difícil viajar seguido, complemento mi entrenamiento en el club Ferrocarril de Concordia”.

El pasado fin de semana integró la selección U15 Pancho Ramírez, representando a Concepción del Uruguay en el Campeonato provincial de la categoría, donde obtuvieron el subcampeonato.
Discriminación
La joven basquetbolista contó que “en todos esos años de básquet he tenido todo tipo de situaciones, desde cruzarme con gente de mente cerrada, que digan que el básquet no es para mujeres, o gente que no lo dice pero que le molesta tener a una chica entrenando”.

En este sentido, Antonella recordó una situación particular que le tocó vivir en uno de los clubes de Concordia. “Tuve un compañero que cuando jugábamos nunca me pasaba la pelota y no me trataba bien, sólo porque era mujer…él me lo decía”, remarcó. Pero a pesar de haberlo sufrido, “le agradezco, porque eso me hizo más fuerte y hoy en día sí hablamos de básquet y el destino me ha favorecido enormemente”, señaló la joven. “Es en este momento cuando uno se da cuenta que las mujeres también podemos”, acotó.
Sin competencia
Ante la falta de competencia en el Básquet Femenino local, los padres de Antonella buscaron otros horizontes para el crecimiento de la deportista. Al respecto señaló que “en el año 2018 mis padres viendo que yo amaba el básquet, y que en Concordia no había competencia femenina, decidieron llevarme a Rocamora en Concepción del Uruguay”. Para mantener el entrenamiento “viajaba cada semana”. Allí “mi primera entrenadora fue Laura “Lali” González, una genia del básquet”, valoró.

Sobre la actualidad del Básquet femenino local, Antonella opinó que “es lamentable que, una ciudad tan grande como Concordia y que tiene 3 clubes jugando Liga, esté tan atrasada en el básquet femenino”. Para ella, “esto es culpa de todos, de la gente, de los clubes, de los profesores, de los políticos, porque nadie le da importancia y tenemos de todo en Concordia para hacer que el básquet femenino crezca y sea lo que es en otras ciudades de la provincia”.
El sacrificio trae recompensa
Cuando se habla de sacrificios, los deportistas siempre recuerdan ausencias, adaptaciones, renuncias y otros tantos momentos en los que hay que tomar decisiones de cara al futuro. En este sentido, Antonella lo experimentó en el año 2020, “una semana antes de que se declare la pandemia tuve que tomar la decisión más difícil, por una cuestión de presupuesto en viajes y demás debí cambiarme de escuela, me despedí de los compañeros de escuela que tenía desde los 3 años”, recordó. A la vez que reconoció que “Dios me compensó, conocí compañeros nuevos a los que quiero mucho, y todo lo hice para poder cumplir mi sueño, el de competir jugando al básquet”.

Al respecto, señaló que “al día de hoy sigo siendo recompensada, ya que jugué por segunda vez el Campeonato Entrerriano de Selecciones Locales en la Asociación Regional De Básquet Pancho Ramírez quienes me dieron esa posibilidad y la disfruté jugando y conociendo compañeras de otros clubes, así que va mi agradecimiento para Concepción del Uruguay”.

Sobre las consecuencias de los sacrificios, Antonella comentó que “viajar todas las semanas no sólo tiene un cansancio físico, sino también mental y eso es mucho peor, porque ese cansancio puede llevar a que estés a punto de dejar el deporte que más amás”.

En este sentido, la joven se animó a aconsejar a dar un consejo “si están a punto de rendirse no lo hagan porque el que se rinde es el que pierde. Yo no me rendí y hoy estoy acá, más feliz que nunca”. Aunque sepa que “que van a haber muchas dificultades siempre, jamás se rindan, luchen y dejen todo por sus sueños, lo demás llega solo y si no llega al menos lo habrán intentado”.
Familia, viajes y sueños compartidos
Un capítulo aparte en esta historia, la deportista lo dedica a sus incondicionales. “Estoy eternamente agradecida con mis papás por ayudarme, aconsejarme y apoyarme a cumplir mi sueño de dedicarme al básquet. Si bien me dicen que estudie para que sea una persona culta, se esfuerzan mucho trabajando para pagar los viajes sólo para que yo pueda cumplir mi sueño. Los amo con toda mi alma”.

Del mismo modo el agradecimiento es para “mi hermano Lautaro porque me ayuda, me enseña, hace que los momentos malos sean buenos, él iba a básquet y yo quise seguirlo. Lautaro, aunque no te lo diga nunca, te amo y gracias por todo”, expresó Antonella.

La joven tampoco quiso dejar de lado su reconocimiento a “mis compañeras de Ferro de Concordia, las amo mucho y gracias por los lindos momentos, y a las de Rocamora, gracias por incluirme en el equipo y hacerme parte desde que llegué”.

Asimismo, la deportista quiso destacar los consejos del jugador profesional, ex Estudiantes, Federico el "Pájaro" Marín, que “siempre me apoyó y que me decía ‘estudia y entrena’ o ‘entrena que vas a llegar a la selección’, esas palabras me sirvieron de mucho”.

Por último, Antonella Peñalber culminó su carta con una expresión de deseo… “y mi historia en el básquet no termina acá, va a seguir, si Dios quiere, por muchos años más...”

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