"Hoy, en este contexto, una de las preocupaciones que nos moviliza es la referida a la evaluación de los procesos de aprendizaje que los y las estudiantes han llevado a cabo. Entendemos que en esta complejidad la evaluación excede a la calificación, y que no necesariamente necesita de ella para comunicar la síntesis parcial de un proceso alcanzado a la distancia, mediante el enorme esfuerzo que realiza cada actor para seguir aprendiendo, enseñando, acompañando y conteniendo a los niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos. Sostenemos que más que nunca debemos mirar la trayectoria educativa y planificar para lograr intensificar los procesos pedagógicos garantizando saberes una vez que podamos volver a las aulas", señala el titular del CGE, Martín Muller.
En otro tramo del documento, se establece que "en el marco de la evaluación formativa, se continuará valorando aprendizajes que los y las estudiantes vienen realizando y acompañando esos procesos en todo este período, pero sin acreditación de saberes ni calificación trimestral que pudiera determinar niveles de rendimiento, ni decidir si se produce el éxito o fracaso".
Lejos aún de que se establezcan plazos certeros sobre el retorno a las aulas, los docentes sostienen el desafío de articular los procesos de aprendizajes con las familias de sus alumnos, en contextos diversos y muchas veces, sin contar con herramientas que faciliten el intercambio.