Aprobado
Alejandro contó que ya “fue aprobado en todas las instituciones médicas de Rosario y lo llevamos a Buenos Aires – al Instituto de Anestesiología – y dio muy buenos resultados”. Subrayando que se le realizó “todas las modificaciones que nos sugirieron y clínicamente el respirador ya funciona”.Actualmente, “estamos en la etapa de mejora del diseño interno para que pueda ser escalable con mayor facilidad”, puntualizó.
Económico y de código abierto
El joven estudiante de Ingeniería explicó que el problema actual – en el marco de la pandemia – es que “todos los insumos que llevan los respiradores tienen mucha demanda, por el que nuestro planteo fue ir por otro lado y fabricarlo con componentes de uso industrial, que se consiguen en el mercado”.Además, la fabricación del respirador artificial es “de código abierto, por lo que podrá ser reproducido en cualquier parte del mundo”, contó. Adelantando que una vez “cerrado” el diseño, se liberará para “que se pueda producir” masivamente.
La clave del proyecto es “ocupar la capacidad ociosa que hay en la industria, en este momento, y poder producirlo en serie tanto en cualquier parte del país como del mundo”, aseveró Alejandro.
Plazos
Por último, el joven concordiense – de 32 años, quién cursó sus estudios en la escuela Técnica 1 - detalló que en el proyecto participan “alrededor de 15 personas”, que vienen “trabajando de lunes a lunes, desde hace poco más de un mes”.Y ya sobre el tema plazos para poder superar las distintas fases clínicas y administrativas, Alejandro fue optimista y estipuló que “durante esta semana o la que viene” todo podría agilizarse como para poder comenzar la producción concreta del respirador.
“Estamos muy contentos por el apoyo que nos dio la Universidad Nacional de Rosario e incluso empresas que nos donaron distintos insumos”, remató.