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En lo que respecta específicamente al río Uruguay, el funcionario del organismo que depende directamente del Ministerio de Obras Públicas, señaló que “desde el pasado mes de mayo la cuenca del río Uruguay se encuentra en una condición próxima a la normal” y que “las lluvias que afectaron a la cuenca del río Iguazú (y que generaron esas imágenes de las cataratas inundadas) también afectaron a la alta cuenca del río Uruguay”.

En ese marco apunto que tanto el Iguazú como el río Uruguay “se caracterizan por poseer embalses de escasa capacidad de atenuación de eventos intensos”, a diferencia del río Paraná donde las variaciones no impactan, a menos que sea por fuera de lo común.

El funcionario del INA advierte, a través de la página oficial del organismo, que “la propagación llevaría los niveles en el tramo correntino-brasileño del río a superar los respectivos Niveles de Alerta”, pero que sería “por un lapso corto”.

Mientras que en lo que respecta a la cuenca baja, “el embalse de Salto Grande se verá beneficiado con esta onda de crecida”, ya que luego debería llegar “una laminación de la onda, que permita aprovechar energéticamente el evento”.

En la jerga hidrológica, se llama “laminación de las crecidas” a la situación que permite un rápido llenado del embalse y, por otra, reduce el riesgo de inundación en los sectores localizados aguas abajo de la presa.