Agrandar imagen
Las imágenes pudieron ser captadas entre la zona de las localidades entrerrianas de Curtiembre y Brugo, al norte del departamento Paraná.
“Estaba haciendo baitcast (pesca con señuelos) contra las barrancas y vi algo grande que se movía en la vegetación, me quedé quieto y me puse a filmar hasta que apareció el bicho”, comenzó relatando, Pablo Barzola, conductor de La Corredera, un programa que se emite por FM Cerrito y canales de TV de la zona.

Dijo que el domingo 29 de mayo, se decidió a hacer un relevamiento de pesca con imágenes para su programa, cuando se presentó este suceso maravilloso. “Veo de todo en mis recorridas por el río y la isla, ciervos, yacarés, boas curiyú, muchos carpinchos, pero un yaguarareté nunca había visto, es la primera vez”, manifestó.

“Yo venía aguas abajo en silencio tirando señuelos”, contó, cuando observó al animal que se movía en el agua y salía con su presa, una boa curiyú. El yaguareté saltó una pequeña barranca y se escabulló entre la vegetación para “disfrutar de su almuerzo”. En ningún momento observó la presencia de Barzola, que con mucha precaución para no hacer ruido, filmó los detalles con su cámara.
“Fue increíble verlo, nunca pensé que podía ser un yaguareté. Cuando vi el movimiento en el agua pensé que era un yacaré que se movía entre los camalotes, un gran carpincho que a menudo veo en la isla, o un animal de esas características, pero nunca esto. Estaba solo pescando por lo que no podía compartir con nadie esta alegría”, confió.

“Sé que no es un animal autóctono en nuestra zona, más bien es de Misiones, Corrientes. No sé por qué está en nuestra zona, pero es increíble”, afirmó luego.

“La Corredera nació aproximadamente hace dos años, en plena pandemia. La idea es mostrar no solo pesca, sino también flora y fauna de la región, haciendo relevamientos en zona de entre Villa Urquiza y Hernandarias. He tenido la posibilidad de viajar a Corrientes pero lo que me interesa es difundir los destinos de nuestra zona, las barrancas y además contribuir al cuidado de la naturaleza”, puso relevancia el joven.
El yaguareté, el felino más grande de América
Hubo un tiempo no muy lejano en el que el imponente Yaguareté o “tigre criollo” habitaba desde el sur de los Estados Unidos, hasta el norte de la Patagonia Argentina. Aunque en las últimas décadas, la fragmentación y pérdida de su hábitat, sumado a la cacería y comercio ilegal de la especie ha llevado al felino más grande del continente al declive.

Cabe recordar, que el yaguareté, fue declarado Monumento Natural de Argentina y es una especie en peligro de extinción.

Además, el yaguareté es el felino más grande de América, el de mayor talla de una familia muy diversificada que habita en la región. Es un felino que necesita de grandes espacios para vivir y encontrar presas de gran tamaño, las cuales busca en la selva.

Es un predador que está al tope de la cadena alimentaria y es carnívoro por excelencia.

Como predador tope, el Yaguareté cumple un rol fundamental dentro de los ecosistemas en los que se desenvuelve. Los depredadores tope, es decir los que se encuentran en la cima de la cadena alimenticia, sirven como reguladores del resto de las especies y son de vital importancia para que un ecosistema se mantenga balanceado y saludable. Cuando un depredador tope desaparece o se encuentra altamente amenazado, repercute directamente en el balance del ecosistema completo, afectando la flora y fauna del lugar.
Registro histórico
De acuerdo a los datos históricos, el último yaguareté que se capturó en el departamento Paraná fue en junio de 1950. Sus restos se encuentran hoy en exhibición en el Museo Provincial Antonio Serrano.

La crónica periodística de aquél entonces expresaba: “Como es del conocimiento público, el día viernes 2 del corriente fue cazado en el Distrito Quebracho del departamento Paraná, un extraordinario ejemplar de yaguareté, Yaguar o tigre americano (Panthera Onca) el cual muy probablemente ha venido en algún arrastrado por la última creciente del Paraná, desde las regiones del norte. El animal había penetrado por la barras del Arroyo Las Conchas, internándose hasta las proximidades del Arroyo Quebracho, en donde encontró las condiciones de medio físico apropiadas para su existencia”.

“Es una lástima que se haya cazado en esa época. Afortunadamente ha cambiado la cultura, la forma de ver las cosas y por eso hoy podemos acceder a tener una observación de esta especie, nuevamente, en esta zona”, puso relevancia Barzola al ser consultado por ese registro histórico.
Fuente: El Once