Según se difundió, entre las especies entregadas, figuran el palo de fierro, molle de beber, molle, anacahuita, guayabo, tala, chal chal, kantana, coronillo, pezuña de vaca, curupí, pavonia, sen del campo, espino corona, ubajay, lantana, mantel de monte, jazmín de la isla, palo cruz, anacahuita, murta y congorosa.

A diferencia del árbol  presente en los bosques o en el ámbito rural, en la ciudad el arbolado cumple estrictamente funciones sociales. Su plantación se realiza para aprovechar el espacio público y aumentar el bienestar de sus habitantes. Entre las funciones más reconocidas se destacan: brindar sombra y  refrescar el aire circundante, producir oxígeno, regular la humedad ambiente, disminuir ruidos, atenuar los vientos, retener partículas sólidas (hollín y polvo), y también gérmenes ambientales, embellecer las vías de tránsito y las viviendas, retener el agua de lluvia y así moderar el escurrimiento.

Anteriormente, ya habían sido donados por la CARU otros 200 árboles para la forestación del Barrio nuevo al Oeste de Villa Cresto y para el El Silencio, en el marco de las mejoras realizadas en ambos barrios.