Por lo pronto, anticipó que el grueso de la cosecha “aumentará en septiembre, fuertemente en octubre y lo mismo en diciembre”, pero que “después dependeremos de las condiciones climáticas para ver hasta dónde logramos que eso se alargue”, teniendo en cuenta que “si hace mucho calor termina antes y, si las temperaturas no son tan calurosas y las lluvias de noviembre no son muy intensas, por ahí se puede alargar un poco, que ojalá que así sea para poder sacar hasta el último kilo de fruta”.
En cuanto a la falta de llivia que afecta a otras producciones, el ingeniero recordó que “como el arándano es un cultivo intensivo, todas las plantaciones tienen equipos de riego por goteo, entonces no hay déficits hídricos que impacten en la producción”. Además, apuntó que “cuando no llueve y las condiciones son más secas, la fruta del arándano es más sana y la producción es más ordenada porque permite cosechar a medida que la fruta va madurando”.
Superficie y mano de obra
Consultado sobre la superficie actual de las plantaciones, Panunzio destacó que “esta es una temporada que más o menos va a mantener las características del año pasado”, pero “desde hace unos años que la superficie viene decreciendo”.Afortunadamente, reconoció que la situación “se estabilizó un poco, así que suponemos que va a ser un poco lo mismo que el año pasado, por lo menos en las plantaciones”.
Asimismo, anticipó que “vamos a necesitas unas 6.000 personas para sacar la cosecha”, número que “aproximadamente es el mismo que el año pasado” teniendo en cuenta la superficie similar.
Variedad de la fruta
Por otro lado, Panunzio fue consultado sobre aquel proyecto por parte del INTA con el que se buscaba una variedad de fruta que se adaptara a todas las características de la región y reconoció que “ese proyecto prosperó por el esfuerzo individual de algunos colegas del INTA y algunos de la actividad privada que lo hacen a pulmón”, pero que a diferencia de otros paises, en Argentina se desfinanciaron varias de esas iniciativas.Debido a esto, manifestó que “sin financiamiento y sin mucha gente trabajando, va a una velocidad absolutamente lenta” y apuntó que “nosotros estamos muy lejos de tener el impulso que deberíamos tener para que la actividad tenga una de las bases como lo es una genética apropiada”, lo cual resulta necesario, ya que de lo contrario “todas las condiciones ambientales que uno pueda tener no se pueden manifestar”.