Agrandar imagen El menor quedó con graves secuelas.
El menor quedó con graves secuelas.
En contacto con Diario Río Uruguay, Daiana explicó que una vez enterada del accidente de su hijo, ocurrido el martes 27 de septiembre, "yo llego junto con la ambulancia al establecimiento y cuando lo miro, veo que tenía tapada la mano con una toalla roja".

"Le pregunté si en la escuela no tenían una gasa aunque sea para ponerle y me dijo que no, le preguntaron si no tenía una remera o algo para taparse y como no tenía le dieron una toalla que estaba en la sala de profesores", detalló.

"No sé si tienen un botiquín o no, pero con mi hijo no lo usaron", aseveró.
El hecho
Según explicó la mujer, Lautaro - su hijo - "estaba trabajando en el taller de carpintería y la sierra le agarró la mano". Es que, mencionó, "se le fue la mano con madera y todo, por lo que - como pudo - la sacó y comenzó a llamar al profesor".

Además, Daiana puntualizó que "sus compañeros estaban en un estado de shock ante la sangre que le salía y lo único que atinaron a hacer es avisarle que el docente estaba en Preceptoría".

"Lo que me dicen es que siempre debe haber dos profesores en el taller y no había ninguno ahí", acotó. Subrayando que "mi hijo tuvo que salir a buscarlos, caminando con la mano chorreando en sangre, en una escuela grande; tuvo que caminar una cuadra".
Las secuelas
Daiana informó que "el médico nos dijo que un corte con sierra es un corte sucio, que le rompió toda la mano, hueso, articulación, tendones y hasta nervios".
Una vez operado de urgencia, la mujer detalló que "ya le dieron el alta pero el cirujano nos dijo que la mano de él no va a quedar bien, tendrá secuelas permanentes y perdió gran parte de la sensibilidad en la zona del dedo meñique".

Además, le avisaron que le espera "una recuperación larga y lenta, tras sacarle los puntos".
Actitud
Por último, Daiana repartió críticas al accionar de las autoridades del establecimiento educativo en cuestión. "Ellos nunca se tomaron el tiempo de ir a ver cómo estaba mi hijo pero sí se tomaron el tiempo - al otro día del hecho - de entrevistar uno por uno a los chicos para ver cómo podían hacer para cambiarles de parecer", acusó.

Cuando Lautaro - de 14 años - "volvió a la escuela - porque tenía ganas de ver a sus compañeros - salió peor de que si no hubiera ido". Según afirmó la mamá, "el rector y el asesor pedagógico lo empezaron a indagar, frente del aula y frente a todos sus compañeros".

"Te juro que él me calmaba a mí cuando me lo contó porque me dijo mamá, me dijeron prácticamente que yo tengo la culpa de todo", agregó.
Consternada, la mujer deslizó que deberá recurrir a un profesional por las secuelas psicológicas que le quedaron al joven. "Tuve que verle la mano destrozada y se me caían las lágrimas", remató.