En referencia a la alimentación de dicha especie, Bradanini señaló que “se alimenta de las sobra de alimentos de las branquias (agallas) de los pescados. Las vi por primera vez en las agallas de los dorados hace un tiempo atrás”.
Bradanini aprovechó el diálogo para remarcar que los verdaderos peligros para la fauna ictícola son “la depredación por parte de los humanos, porque todo lo demás es medianamente natural”, más allá de la advertencia por el caso de las palometas. Insistiendo en que “por ejemplo, hay una pesca indiscriminada de bogas, se sacan piezas de cualquier tamaño y eso le hace mucho daño a la especie”.