Cerca de las 22 horas de ese mismo día de junio, efectivos de la División Operaciones y del Comando Radioeléctrico detuvieron a un joven de 26 años de edad - identificado como Juan Pablo Franchi- que a juzgar por una serie de pruebas tiene vinculación directa con el cruel asesinato, como el caso del testimonio de un hombre a quien Franchi fue a venderle las cosas que sustrajo de la casa del fallecido.
A eso se agregaban huellas dactilares, que para la Justicia son pruebas irrefutables de “que Juan Pablo Franchi estuvo en el lugar del hecho con la víctima”.
Las pericias que se realizan en torno al asesinato del médico Cartoccio arrojaron detalles escalofriantes, como por ejemplo que luego de darle muerte, el asesino demostró verdadera sangre fría al retornar en varias oportunidades a la vivienda donde estaba el cuerpo para robar elementos de valor.
De acuerdo a lo que pudo averiguar entonces Diario Río Uruguay, la autopsia realizada en la morgue judicial estableció que la víctima presentaba al menos 18 “puntazos” de arma blanca, aunque la causa del deceso habría sido un golpe en la cabeza con un objeto contundente. Un diagnóstico que junto a la bolsa que tenía la víctima en su cabeza muestra un increíble ensañamiento con la víctima y que colocó al presunto autor en una situación sumamente complicada.
Otro de los detalles que ya estaría confirmado en la investigación, es que el asesino de Cartoccio ingresó a la vivienda entre la noche del miércoles 18 de junio y la madrugada del jueves 19 de junio, casi 24 horas antes que el cuerpo de la víctima sea descubierto por su madre. De allí surge que el autor del crimen entró y salió varias veces de la propiedad (con las llaves del lugar) con el objeto de retirar distintos elementos de valor que de inmediato redujo y habría vendido a terceros.