Luego de las explicaciones de rigor por parte de la jueza Carolina López Bernis, la primera en hacer uso de la palabra fue la fiscal Rivoira, quien brindo un detalle de lo ocurrido en la noche del 1 de octubre del año, cuando el imputado conducía su Chevrolet Meriva “por el carril este de Avenida Monseñor Rosch, en sentido sur norte”.

Adelantando que la fiscalía “acreditará que Aguirre conducía alcoholizado, que lo hacía a velocidad excesiva y que en (la zona conocida como) el Valle del Ayuí envistió a la niña Iara Ragone, cuando ella se disponía cruzar la avenida, para reunirse con sus amigos que la esperaban en la vereda contraria”.

La fiscal dijo que también “se probara que esa noche  las condiciones climáticas eran buenas y el suelo de asfalto de la avenida estaba en perfectas condiciones, como así también la luz artificial del lugar”. A lo que agregó que el conductor “no efectuó maniobras de esquive, de frenado y que (de lleno) envistió con el lado derecho de su coche a Iara”.

La Dra. Rivoira impostó su voz para remarcar -como agravante- que el imputado “la actitud inmediata de Aguirre en nada se condice con una actitud tendiente de pedir ayuda, o de auxiliar a la víctima que agonizaba en la avenida”, sino que de inmediato se habría comunicado con una persona conocida para que la asesora como proceder ante lo que había hecho.

También como agravante, la fiscal sumó que el acusado “realizó acciones para confundir al medicó de policía, al momento de practica el informe de alcoholemia”.

Por último, la funcionaria a cargo de la parte acusatoria adelantó que “la Fiscalía probará que la muerte de Iara Ragone no fue producto de la fatalidad, ni de la desgracia, ni del infortunio. Sino que fue consecuencia directa de la condición imprudente del imputado, que manejaba a exceso de velocidad, alcoholizado y sin respetar las señales de tránsito dispuestas”.