Al arribar a la sede del Comando el Jefe de esa repartición, Rubén Vittori, le afirmó que “la Sala del Comando había sido tomada, y nos dijo que no tenía garantías para que nosotros salgamos a la calle”, por lo que debió entregar las llaves del patrullero y permanecer allí.
Sobre cuál era el panorama que se vivía en esas horas en la sede policial, Gómez gaficó que era de muchos gritos entre los funcionarios y también de algunos familiares. “Se escuchaba que hablaban por un alta voz y que iban anunciando la llegada de los jefes de Paraná y después del ministro”, narró.
Señaló haber visto al Jefe de Logística, Ariel Silva, caminar por uno de los pasillos en forma tambaleante y con sangre en su rostro y ropa.
También mencionó que antes de la medianoche un grupo de comerciantes del centro se acercaron a la Jefatura pidiendo ayuda de la policía ante la ola de saqueos que se avecinaba. “Exigían por la seguridad en la peatonal. Se gritaban y peleaban en la puerta con algunos compañeros”, dijo Gómez, ratificando que luego “le tiraron desde atrás una cubierta de auto por la cabeza a uno de los comerciantes”, lo que hizo que los civiles desistieran y se retiraran del lugar.
“La ciudad ardía y había información que había saqueos” plasmó Gómez, para luego decir que en la reunión mantenida en el salón de actos con el ministro Adán Bahl durante la madrugada del lunes “había muchos entredichos y no llegaban a un acuerdo. Le gritaban al ministro y se iban de boca. Una de las cosas que le dijeron fue: ‘Dame tu sueldo y yo te doy el mío, a ver si podés vivir’, mencionó.
“Algunos de los que estaban en la Jefatura no dejaban de sorprenderse de lo que pasaba”, subrayó el agente, especificando que Vittori mantuvo un diálogo con Leonel Coutinho “y le hizo ver la gravedad de lo que pasaba. Le remarcaba de los saqueos y de las barricadas. La gente que llegaba no paraba de aportar datos de nuevos saqueos”, enumeró.
Más adelante Gómez reveló que ya en la tarde-noche del lunes participó de la comitiva que llegó hasta la sede de la Cafesg en donde los estaba aguardando el gobernador Sergio Urribarri para negociar que cesara el amotinamiento. “Vino (Roberto) Niez a decir que el gobernador los esperaba y buscamos a algunos referentes y fuimos”, apuntó, añadiendo que también estuvieron acompañando el obispo Armando Collazuol y el vicepresidente de la cámara que agrupaba a los hoteleros y gastronómicos de la ciudad, Sergio D’ Ambrós.
“El gobernador nos preguntó nombres y cargos, además de la antigüedad que teníamos y si alguna vez habíamos estado frente a un funcionario de su rango” apuntó Gómez frente al Tribunal. Así mismo expuso que tras ello iniciaron las negociaciones que fueron un ida y vuelta. “El gobernador los escuchó y fue como una reunión familiar donde sobraba cordialidad”, calificó, agregando: “Él quería que la policía saliera a la calle” y sostuvo que en el pacto Urribarri remarcó en todo momento “hasta donde él llegaba” con el posible aumento.
Fueron varios los puntos acordados entre el titular del Ejecutivo provincial y los agentes, quienes hicieron ver que también faltaba establecer que no habría sanciones posteriores dentro de la fuerza, ni persecuciones. “Urribarri le pidió a Cresto que incluya ese punto en la redacción del acuerdo y volvió con ese nuevo papel”, rememoró el uniformado. “Luego se firmó y estábamos todos conformes. Hicieron pasar a la prensa y nos sacamos una serie de fotos” comentó.
Cuando retornaron a la Jefatura se encontraron con un edificio desolado y se impartió la orden de salir a patrullar la ciudad, buscando restablecer el orden según Gómez.
A raíz de la repercusión en los medios que tuvo esa firma y las posibles consecuencias que traería, el agente con 21 años dentro de la fuerza consideró oportuno presentarse a declarar espontáneamente ante el fiscal Guerrero, hecho por el cual adujo que después “tuve represalías de mis compañeros que me agraviaron por las redes sociales. No esperé a que me citen por la foto en El Heraldo. No soy un sedicioso y no le pegué a nadie porque al momento del ingreso a Jefatura yo no estaba”, ratificó.
A pesar de ello, Gómez es el único uniformado de la dependencia del Comando Radioeléctrico que está sometido a un sumario administrativo dentro de la fuerza por los hechos de esos días. “Me quedé hasta el martes a la madrugada trabajando en forma voluntaria y soy el único en el Comando con sumario”, se cuestionó.
Contradicciones.
El segundo testimonio de este martes fue el del conductor radial Jorge Valdéz, quien fue convocado por la fiscalía para dar su testimonio sobre los hechos. Valdéz dijo que hizo una cobertura periodística para su radio, pero a los pocos minutos inició con una serie de contradicciones a su primer testimonio que la Procuradora Adjunta, Cecilia Goyeneche se encargó de remarcarle.
Le recordó que meses atrás había dicho haber visto que una persona le roció con gas pimienta directamente al rosto del Jefe Departamental, mientras que ahora dijo que el gas “iba en varias direcciones”. A ello se sumó no haber observado cómo Villalba era golpeado en los momentos de la toma de la Jefatura, cuando antes subrayó “pedir a gritos que no le peguen”.
A pesar de la advertencia de un falso testimonio, Valdéz continuó con sus contradicciones, por lo que la fiscalía desistió de seguir interrogando y en sintonía actuó el cuerpo de defensores.