Minutos más tarde aseveró haber conocido que estaba tomada la Jefatura de Policía. "Es así que intento comunicarme con el Jefe Departamental de Policía y el Subjefe Departamental y no lo consigo en ninguno de los casos". "Había mucha confusión. Muchos vehículos y motos circulando. Iban todas juntas. Eso llamaba la atención", graficó sobre lo que vio durante las primeras horas del amotinamiento el Concordia.
"En un momento recibo una llamada de Lucio Villalba que me dijo que estaba golpeado, encerrado en su despacho y que la Jefatura estaba tomada. Además me dijo que estaban cortadas las comunicaciones con el Comando Radioeléctrico. Fue entonces que le avisé al gobernador, explicándole que había un estado de indefensión completo, y que se vivían escenas de pánico", puntualizó Bordet.
En su testimonio también hizo mención que a tuvo una comunicación telefónica con el Viceintedente Alejandro Casañas, quien le avisó que se encontraba en la zona de la Peatonal. Le indicó que "había desmanes y saqueos de comercios, además de comerciantes resistiendo". Fue ahí que Bordet dijo hacer un breve recorrido por inmediaciones de la Plaza Urquiza, donde vió comerciantes apostados en los techos de los locales "armados y otros en la calle que intentaban desviar a las motos que venían. Ví que había mucha tensión. No había ninguna guardia policial. No habia policias en las calles".
Bordet recordó que luego Casañas tomó contacto con la Prefectura y la Gendarmería, "y luego me indican que (ellos) no podían actuar sin una orden. Allí le comento esta situacion al gobernador y escucho cómo le pedía la autorización a (Sergio) Berni -Secretario de Seguridad de la Nación- para que patrullaran las calles".
"Todo esto fue en un plazo de 3 horas" subrayó el mandatario, revelando luego que la Gendarmería y Prefectura recibieron la autorización para intervenir, "pero sólo para patrullar. Sólo podían disuadir", apuntó y amplió: "Esto de algún modo morigeró la situación.Había mucho miedo por la vida y los bienes de las personas".
Más tarde llegaron hasta el domicilio de Bordet el gobernador Urrribarri, el ministro Bahl y el Jefe Provincial de Policía. "Estuvimos hasta las 4 o 5 de la mañana intentando resolver. Buscamos encausar la situacion y mantener la paz social. Se dispuso la llegada de la policia rural", retrató. "Más tarde llegaron a mi casa Casañas y Cresto. Éste último también me dijo que había intentado apaciguar los ánimos y que prime la cordura. El Ministro Bahl me dijo que había sido imposible negociar, y que además había sido insultado y sacado de la Jefatura" aseveró.
"Había que evitar males mayores".
En la mañana del día lunes la mayor parte de los funcionarios provinciales y locales se dirigieron hacia la sede de CAFESG, sobre calle Cadario. Allí permanecieron casi toda la jornada hasta que se abrió un canal de diálogo con los agentes amotinados entrada ya la noche. "Vino un grupo de agentes, comerciantes y también el obispo", detalló Bordet, especificando que la reunión se realizó en una oficina pequeña del edificio.
"Había gente adentro armada. Era una situación muy tensa. Era muy dificil ponerse de acuerdo. Había pedidos imposibles de cumplir, como por ejemplo $10.000 de salario básico. Era una cosa que no tenía asidero", dijo en forma contundente Bordet, agregando que "no era una negociacion salarial. He estado en paritarias y conciliaciones, y hay veces que son tensas. Pero acá se resolvía cómo resolver la situacion. Estabamos bajo una presión absoluta".
En ese contexto afirmó que le llegaban fotografías de barricadas en las principales calles de la ciudad y la información de tres muertes producto del caos. " Era imposible entablar cualquier tipo de negociacion, pero había que evitar males mayores. Sé que durante todo ese tiempo -lunes- se intentó establecer las cadenas de mando y que se reveea la situación", especificó Bordet.
"Había muchos gritos y golpes de mesa", reveló el mandatario, asegurando que el obispo Collazuol intervino para calmar los ánimos y ejemplificando de los conflictos civiles que asolaban el barrio San Francisco. "Durante la negociacion se instaba que se llegara a un acuerdo porque nos decían (los agentes) que habían 10 muertos en la ciudad, aunque nosotros sabiamos que eran 3. Eso habla del clima de presión que había porque sembraban la duda" rememoró.
"Primero sé que hubo negociaciones telefónicas y luego en la reunión vi gente armada que golpeaba la mesa. Entraban y salían. Estaban enojados. Decían que esto no se iba a solucionar y que iba a seguir todo de la misma manera", mencionó el intendente, valorando que las exigencias eran "algo totalmente irrealizable. Era muy dificil entablar una negociacion", considerando al minuto que en realidad "no fue una negociacion porque estaba todo desnaturalizado. Había un caos en la ciudad y un clima tenso. Había que intentar llegar a un acuerdo y después ver cómo se alcanzaba la partida presupuestaria".
Tras la firma del acuerdo y la vuelta a las labores por parte de los agentes policiales, "la gente seguía teniendo miedo y no quería abandonar las barricadas", referenció el intendente, apuntando que ese contexto "duró varios días más, con llamados anónimos falsos de nuevos saqueos. El municipio debió trabajar luego arduamente para limpiar la ciudad ante las muestras de desamparo que habían quedado".
Consultado por los abogados defensores ratificó que el martes durante el mediodía hubo una reunión con el gabinete de Urribarri para hacer "una evaluación de la situación". Además explicó que en los días previos las protestas en la Plaza 25 de Mayo "eran públicas y estabamos al tanto, pero nunca nos ibamos a imaginar que iba a pasar algo por el estilo".
Sobre el final ratificó que el viernes anterior "le manifesté al ministro Bahl que habían habido protestas salariales. Me manifestó que estaba decidido el aumento y que iba a ser comunicado a la brevedad. Cuando evaluamos esto era sólo por el tema de la protesta. Nunca imaginamos que podría desenbocar en estos hechos".