En ese punto de la arteria vial, un hombre que viajaba como pasajero en un colectivo de larga distancia, falleció tras recibir un disparo proveniente del exterior del micro.
Se trataba de la unidad 104, de la flota de la empresa Río Paraná, donde viajaban 61 pasajeros desde Buenos Aires hacia Misiones, para seguir luego hacia localidades paraguayas. El hombre que perdió la vida fue identificado como Bonifacio Martínez, oriundo del vecino país, Paraguay.
De acuerdo a los mencionados datos que pudo corroborar Diario Río Uruguay, la víctima, que habría estado dormida al momento de su muerte, iba sentada prácticamente en la misma línea del chofer del micro, cuando el rodado estaba circulando por una zona de las afueras de Chajarí donde hay emprendimientos industriales, pero también comercios del rubro gastronómico, que tienen mucho movimiento en horas de la noche y madrugada. También se apuntó que es una zona muy elegida por personas que ejercen la prostitución.
Lo concreto es que el micro pasaba por ese lugar, cuando ingresó a la estructura del colectivo un proyectil calibre 40 (diámetro de 0,40 pulgadas), el cual impactó en las cervicales de la persona fallecida y tuvo un orificio de salida en zona media del rostro, provocándole una muerte inmediata. Otra de las precisiones confirmadas por este medio, a través de personas vinculadas a la investigación, es que el disparo tenía una leve dirección ascendente y que la bala habría recorrido -hasta entonces- una distancia que rondaría entre los 40 y 50 metros desde el lugar que estaba el arma que percutó, la cual sería una pistola del mencionado Calibre 40. Una medida poco usual, según se remarcó a este medio.
Con estos indicios, la línea investigativa concluye en que el disparo habría sido realizado desde proximidades de la colectora de la mano contraria a la que venía circulando el micro y que la bala llevaba una ligera inclinación de abajo hacia arriba.
Ante ello, se refuerza la idea de que la muerte del ciudadano paraguayo fue producto de la insensatez y la desaprensión, más que de un tiro acertado en la oscuridad de la noche. Una valoración que -según se aclara- no quita responsabilidad a la persona que terminó quitándole la vida a la víctima fatal.