Los chicos, que habrían entrado al edificio a través de un boquete, “dejaron sus pertenencias tiradas afuera y se fueron corriendo”, al percatarse que al lugar llegaban dos patrulleros, tras lo cual los uniformados persiguieron a los jóvenes que huían aprehendidos y que posteriormente habrían sido entregado a sus padres.
Siempre de acuerdo a los testimonios de personas que estuvieron de inmediato en el lugar, por los insultos que quedaron pintados en las paredes del galpón, se sospecha que hayan sido alumnos de otra escuela local.