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Aquel 30 de agosto de 2011, “el quinielero”, integrante de una familia que tiene una agencia en la localidad, recorría las calles en su bicicleta, haciendo su tarea habitual, la de levantar jugadas. Hasta que, en un punto geográfico, desaparecieron él, su bicicleta y las demás pertenencias que llevaba consigo.

Juan José “Pocho” Morales desapareció en San Jaime de la Frontera, una pequeña comunidad del departamento Federación, donde los vecinos se conocen desde siempre y a los foráneos se los identifica muy fácilmente.

Cierto es que los pilares de la razón dan cuenta que algo concreto tuvo que haber sucedido con “Pocho”. Por eso, desde hace nueve años, las autoridades judiciales insisten en que alguien -o varios- tiene información valiosa, la que ni por entonces, cuando se inició la investigación, ni con el transcurso del tiempo, fue aportada a la Justicia.

De lo contrario, no se puede encontrar explicación razonable sobre cómo puede desaparecer una persona, hacerse invisible de golpe y que no exista al menos una punta del ovillo para llegar a dar con su paradero.

El ex fiscal de Chajarí, doctor Mariano Larocca Rees, quien llevó adelante la investigación, reconoció antes de dejar el cargo que fue la causa que lo desveló y lamentó no poder “hacer justicia” para la familia.

“Pocho” Morales se sumó así a la lamentable lista de desaparecidos en democracia. Este miércoles se cumplen 12 años de aquel día en que se lo vio por última vez. La comunidad sigue esperando que el hecho se esclarezca alguna vez, consignó Chajarí al Día.

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