La versión oficial del poder político-judicial siempre apuntó a la supuesta autoría del padrastro, lo que luego fue categóricamente desestimado en el juicio realizado en los tribunales de Concordia.
Drogas
En su momento, Diario Río Uruguay denunció que nunca se investigó la relación con la impúdica circulación de drogas que ya había por entonces en Chajarí, ni los vínculos con los hijos de influyentes funcionarios. Cuando en Chajarí se realizaban las marchas de silencio reclamando por la desaparición de la joven de 17 años, el comisario (ahora Retirado) Edgardo Mantovani – por entonces jefe de la comisaría de Chajarí - le dijo a la mamá de Alejandra “el caso de su hija y el de María Soledad (Morales) son un poroto”. La frase fue denunciada por la propia madre de la víctima, que en todo momento criticó la lentitud policial.
Una parsimonia investigativa que contrastaba con el nerviosismo que la causa generaba en padres e hijos de influyentes sectores sociales de Chajarí, a los cuales toda la ciudad relacionaba con comentadas fiestas privadas donde lo que nunca faltaba era una importante cantidad de droga.
Alejandra fue encontrada después de 30 días de fallecida. Por el estado de descomposición el rostro era irreconocible ya que su cabeza era una calavera con algunos pocos pelos. Lo que nunca pudo ser explicado fue qué tipo de asesino le había cortado los pezones de los pechos, le quitaron las yemas de la mayoría de los dedos y le extirparon partes de sus genitales.
Autopsia
El hallazgo del cuerpo fue en un predio rodeado de eucaliptos a 10 kilómetros de Chajarí. El cuerpo estaba semidesnudo, irreconocible por su estado de descomposición y cubierto por unos troncos. Lo encontró un peón de campo que buscaba un animal perdido. Hasta entonces el rastrillaje había llegado a Concordia, a San Jaime de la Frontera (Entre Ríos) y Mocoretá (Corrientes).Un indicio hacía pensar que el cuerpo encontrado era el de Alejandra: una cicatriz por una operación de peritonitis. Pero fue necesario esperar el resultado de un estudio de ADN encargado a la Facultad de Bioquímica y Farmacia de la Universidad de Buenos Aires.
Un juicio condenado al fracaso
A pesar del trabajo quirúrgico que presentaba el cadáver, la policía a cargo de Mantovani y el entonces Juez Edgardo Redruello le imprimieron una clara direccionalidad en la investigación, tratando siempre de inculpar a Juan Ibarrola, padrastro de la joven.La intencionalidad manifiesta fue tal que, por disposición de la Cámara de Concepción del Uruguay, el juez fue alejado de la causa por el cúmulo de “desprolijidades”, mientras que el abogado Alejandro Vecchi -patrocinante entonces de la mamá de Alejandra- pidió que la policía de Entre Ríos fuera alejada de causa, presentando para eso un pedido formal ante el entonces Ministro de Gobierno Faustino Schiavoni.
Finalmente en el juicio oral celebrado en Concordia estableció la inocencia del padrastro de Natalia y el fallo fue crítico de la investigación llevada a cabo durante la etapa instructoria. Incluso solicitando que se reabra la investigación por la venta y consumo de drogas en Chajarí, ya que el tema siempre sobrevoló la causa, pero nunca se profundizó esa y otras pistas, permitiendo así que el crimen quedara impune.