En el primer caso, un remisero denunció que había sido asaltado por dos personas en la Ruta Provincial 22 y la Ruta Nacional 14. Afirmó que uno de los pasajeros le puso un cuchillo en el cuello y le robó alrededor de 10.000 pesos, su teléfono celular y otros elementos. La denuncia se radicó en la comisaría Séptima, pero la investigación no encontró pruebas que respaldaran la versión del remisero, quien finalmente admitió que la denuncia era falsa.
En el segundo caso, un joven de 27 años que trabaja como conductor de UBER denunció que había sido asaltado por una pareja en inmediaciones de Italia y La Pampa, tras levantar el pasaje en avenida Monseñor Rosch y Ayuí. Afirmó que una de las personas sacó un arma de fuego y le quitó el dinero que poseía en el vehículo. La investigación también reveló que esta denuncia era falsa.
Cabe mencionar que ambas situaciones requirieron un amplio despliegue de móviles y funcionarios para analizar cámaras de seguridad y llevar a cabo las correspondientes tareas investigativas.
Es importante destacar que las denuncias falsas pueden tener graves consecuencias y, en algunos casos, constituir un delito. De hecho, el Ministerio Público Fiscal está trabajando en ambos casos para determinar el grado de culpabilidad que podría recaer sobre los involucrados.
Un caso más
Tiempo después se dio a conocer un nuevo caso de denuncia falsa en la ciudad, pero en esta oportunidad ocurrió en la Comisaría Sexta, donde un joven de 23 años denunció que había estacionado un Chevrolet Cobalt en la intersección de calle Cabo Primero González e Hipólito Irigoyen, a pocos metros de la plaza principal del barrio La Bianca.Según su versión, el vehículo había sido dejado allí el martes 25 y, al regresar a buscarlo el viernes 28, ya no estaba. Por ello, solicitó una copia de la denuncia para presentarla ante el seguro.
Ante esa situación, los agentes iniciaron una investigación, revisando cámaras de seguridad de la zona y de los accesos a la ciudad. Sin embargo, hubo un detalle que llamó la atención de los investigadores: el auto no aparecía en ninguna grabación.
Al notar que su relato se desmoronaba, el joven decidió confesar la verdad. Admitió que el hecho nunca ocurrió y que había sido enviado a radicar la denuncia por la titular del vehículo. Además, declaró que desconocía de la existencia del auto.
