De acuerdo a las primeras verificaciones periciales, el Ford K primeramente se despistó hacia la izquierda, a la franja divisoria de ambas manos, para luego retornar pero descontrolado, al punto tal que golpeó contra una alcantarilla y comenzó a dar varios tumbos. Fue allí donde Santiago y Esmeralda fueron despedidos del habitáculo, presuntamente por no llevar colocados los cinturones de seguridad.
El coche era conducido por María Luciana Pozzi, de 36 años edad y madre de las víctimas, quien fue traslada al hospital “San José” de Federación, junto a la niñera de los chicos que viajaba como acompañante.